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"Yo aquí no vuelvo a vivir", advierte uno de los desalojados de Pumarabule

Siero levanta el precinto de las viviendas tras un informe que indica que la estructura del edificio no se vio afectada por el derrumbe del miércoles

Feito junto a las grietas visibles en el exterior del edificio. L. BLANCO

El Ayuntamiento de Siero levantó ayer por la mañana el precinto sobre las viviendas del portal 10 de la barriada de Pumarabule, afectado en la madrugada del miércoles por un derrumben en el sótano, tras un informe técnico firmado por el aparejador municipal que concluye que tras el incidente "no se aprecia que la estructura haya sufrido alteración alguna en el edificio". Dicho documento señala también literalmente que el edificio "puede ser habitado", dando vía libre a las familias para volver a sus casas.

Si bien esa decisión fue acatada por dos de las tres familias afectadas, hay una que se rechaza a acatarla. Se trata de la conformada por David Feito y su hijo de 13 años, que ayer mismo mostraba su incredulidad ante un informe técnico que asegura no refleja la realidad. "Ya en 2009 nos dijeron que no había ningún peligro y ahora vemos que sí lo había", explica respecto a un primer desalojo, hace ahora siete años, que les tuvo fuera de sus viviendas durante casi un mes.

Por ello, solicita que se le facilite una casa "sin lujos, pero similar" a la que en su día adquirió en la barriada, y hace un llamamiento a entender su postura. "Si los técnicos creen que esta casa está para vivir les invito a mudarse a ella con sus familias", apunta Feito, mientras señala los daños ocasionados por el derrumbe en el sótano y las crecientes grietas de las paredes.

De momento, sus planes pasan por permanecer en el hotel poleso que le ha ofrecido alojamiento gratuito hasta que consiga solucionar su problema, que espera cuente con la colaboración de los departamentos de vivienda de las administraciones. "Si sólo quedamos tres familias viviendo allí es por algo", sostiene en referencia a la progresiva marcha de la mayoría de los vecinos desde el año 2009.

Por su parte, el informe del aparejador municipal, Javier Pérez, concreta que el derrumbe afectó a un tabique divisorio de los trasteros, que está asentado sobre el terreno y no forma parte de la estructura del edificio. En el documento se recomienda a la comunidad de vecinos demoler el tabique y construir uno nuevo con las medidas de seguridad adecuadas para que cumpla su fin.

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