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Agricultores portugueses conocen los estudios sobre el arándano en el Serida

"Es pionero mundial" en ensayos de injertos en la planta, apunta García Rubio

El grupo portugués, con miembros del Serida, ayer. MARIOLA MENÉNDEZ

El Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), con base en Villaviciosa, es un referente y "pionero mundial" en ensayos de injertos para la planta del arándano. Lo afirma uno de los investigadores que está al frente de estos estudios, Juan Carlos García Rubio. Por eso no es de extrañar que el centro maliayés sea de interés internacional, como así lo demuestra la visita, ayer, de un grupo de técnicos y agricultores portugueses que quisieron conocer los avances en este cultivo. Es una delegación de unos 15 miembros de la Asociación de Pequeños Frutos e Innovación Empresarial de Sever do Vouga.

Silvia Lemos, una de las técnicas lusas, explicó que su interés era conocer "una realidad diferente para intentar recoger la máxima información posible y adaptarla a nuestra realidad". Tienen en común con Asturias la inclinación del terreno, que a menudo condiciona los cultivos.

Pero si en algo destaca el Serida en el estudio de la producción de pequeños frutos, principalmente del arándano, es en los ensayos sobre injertos, campo en el que lleva "muchos años trabajando", destaca Juan Carlos García Rubio. Una de las aplicaciones de los injertos es cuando se quieren sustituir las plantas antiguas por otras nuevas. Si se opta por arrancar los arbustos, el agricultor tendrá que esperar dos años para que empiecen a producir y entre tres o cuatro para alcanzar la plena producción. En el caso de utilizar un injerto, sólo pasará una campaña sin recoger cosecha y en la segunda ya estará casi a plena producción. Por lo tanto, el ahorro en tiempo y en dinero es considerable.

Otra aplicación de injertar es lograr una planta con un único tronco, ya que es un arbusto. "La finalidad es fundamentalmente para facilitar la cosecha mecánica de las plantas, que en América es muy común", explica García Rubio. Si la máquina recoge la producción en arbusto "se pierde hasta el 25% de la fruta y se evitaría si fuera un solo tronco", argumenta. En el Serida también estudian patrones para que las plantas de arándano se adapten a tipos de suelo en los que ahora no se dan, y para mejorar la calidad de los frutos y la producción.

Los investigadores Juan José Ferreira y Ana Campa destacan que en su departamento trabajan en la mejora genética para conocer el comportamiento local del cultivo y, a partir de ahí, desarrollar nuevas variedades que se adapten a las condiciones específicas de la zona.

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