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Los cultivos del Paraíso

Verónica, la diosa del jardín

Flores de Hebe. Pelayo Fernández

Para hacer más llevadero su trabajo intentaba en la medida de lo posible, compaginarlo con una de sus grandes pasiones: las plantas. Trabajaba en un hotelito y en las épocas de menos apogeo cuidaba el jardín. En su mente siempre planeaba la idea de hacer un pequeño jardín botánico en la zona verde del hotel, para que así los huéspedes pudieran dar pequeños paseos y deleitarse con la colección de plantas.

Cuando se iba de vacaciones aprovechaba para traer algún ejemplar de los lugares que visitaba y si era exótico mejor, y así poco a poco iba completando su jardín. Su última adquisición vino desde Australia, unas pequeñas ramas de hebe, que hoy ya están enraizadas. No pudo resistirse a los encantos de la verónica.

A la planta se la conoce comúnmente como verónica, verón o hebe. Su nombre científico, no varía mucho y su género es Hebe. Tiene una amplia variedad de especies. Es endémico de Nueva Zelanda y ha viajado por todo el mundo llegando a adaptarse a una gran variedad de climas. El suelo lo prefiere húmedo, que no le falte el agua, pues rápidamente se aprecia como sus hojas tienden a caer a la mínima carencia; de esta manera nos avisa cuando tiene sed. Aunque no pasa nada y rápidamente recupera la turgencia, no es aconsejable llegar a esos extremos. Mantener la humedad sin encharcar es lo más apropiado. No es exigente en nutrientes, pero nunca está de más abonar un par de veces al año. Aunque le van mejor las temperaturas suaves es capaz de soportar frío, llegando a aguantar la helada. En lugares donde el calor del verano es insoportable lo mejor es buscarle una buena sombra, al menos durante las horas en las que más aprieta el sol, así evitaremos posibles quemaduras en las hojas. Un lugar con claridad y sin sol directo sería perfecto.

Este arbusto es muy recomendado para zonas próximas al mar, pues tolera la salinidad. La altura que alcanza cambia un poco en función de la variedad, pero por lo general no suele crecer mucho, teniendo un desarrollo muy equilibrado y con forma redondeada, no llegando a superar los dos metros. Por ese motivo es interesante también para cultivar en maceta. Si prefieren plantarla en el terreno es ideal para macizos y pequeños setos. Sus hojas verdes o matizadas en blanco se mantienen durante todo el año. Para alegrar el verano, otoño y casi parte del invierno la floración en tonos morados, rosas, malvas y blancos da un toque de color en una época en la que pocas plantas mantienen las hojas y mucho menos flores tan vistosas y alegres como las del hebe. Es un arbusto que admite muy bien las podas; incluso con cortes agresivos. El hebe rápidamente ramifica y en poco tiempo vuelve a alcanzar un buen tamaño.

Suele podarse cuando ya ha pasado el periodo de la floración, para eliminar ramas muertas y flores marchitas o bien para dar un poco de forma.

Un pequeño truco a la hora de mantenerlo siempre perfecto, es ir eliminando las flores marchitas. No sólo se verá mejor, sino que estimularemos que salgan y que la floración sea más abundante. Lo que tiene de bello lo tiene de resistente, pocos son los insectos que se atreven a atacarlo, quizás en situaciones muy desfavorables nos podamos encontrar con algún pulgón, que eliminaremos en un par de semanas pulverizando con agua jabonosa.

Los hongos no lo tienen nada fácil con esta planta, salvo que el terreno encharque, entonces poco podemos hacer, pues es cuestión de tiempo que aparezca algún hongo y estos son complicados de eliminar, a excepción del oídio -polvillo blanquecino en hojas- que remite con un tratamiento de cobre.

Si hay una planta que se reproduzca fácilmente esa es el hebe. Los esquejes suelen ser un éxito asegurado, con un tiempo de enraizamiento muy breve. No hace falta buscar tallos muy largos y semileñosos.

Podemos probar suerte con los brotes más tiernos podemos probar suerte. Las semillas son otra opción mucho más lenta y no tan efectiva. A la vista están los usos en jardinería que tiene el hebe. Las flores cortadas están muy cotizadas en el mercado. Resumiendo: no se me ocurre nada mejor para plantar en el jardín. Anímense y disfrútenlo.

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