Pepe Tartiere, uno de los impulsores de la fundación noreñense Solidaridad con Benín, y que tenía estrechos vínculos con la parroquia sierense de San Martín de Anes, falleció ayer en Madrid, donde residía, tras una larga enfermedad.

Hijo de Carlota Pidal y Martínez de Irujo (nieta de Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós, marqués de Villaviciosa), y de José Tartiere y Díaz (hijo del que fuera presidente del Real Oviedo, Carlos Tartiere, y nieto del conde de Santa Bárbara), Pepe Tartiere pasó parte de sus primeros años en Asturias y, aunque vivía en Madrid, mantuvo siempre un estrecho vínculo con el Principado.

Según explicó el párroco de Noreña y San Martín de Anes, Pedro Tardón, Pepe Tartiere estuvo muy vinculado a ambas parroquias. "Fue catequista de un montón de generaciones de chavales. El hecho de que la familia poseyera el Palacio de Agüeria hizo que tuviera mucha relación con Anes", explicó.

Según el párroco, "la gente le quería un montón, era un hombre muy entregado y muy sencillo", y esa entrega, que pasó primero por las parroquias asturianas, a cuyos vecinos se ganó, posteriormente se trasladó a África, donde Tartiere hizo todo lo posible por ayudar a los más desfavorecidos.

Su relación con África nació cuando cumplió veinticinco años de casado con Pilar Labayen. Fue entonces cuando ambos viajaron a África y a partir de ese momento se engancharon al continente. Tanto él como su esposa trabajaron mucho allí, residiendo varios meses al año en Benin. Pepe Tartiere fue uno de los creadores de la fundación Solidaridad con Benín, precisamente junto a Pedro Tardón y, según el párroco, él "fue el que más trabajó por ello; ha sido durante años la voz, el corazón y el espíritu de la Fundación, en la que creía mucho". Su último proyecto con la Fundación, que duró varios años, fue de acompañamiento a universitarios.

La iniciativa, promovida en la Universidad de Parakú, capital del país, situado en el golfo de Guinea e incluido entre los más pobres del mundo, apoyaba a jóvenes que venían de las aldeas y que no tenían medios económicos. La Fundación gestionaba un centro de acogida, les pagaba los estudios y la estancia. Era una forma de contribuir a que los jóvenes no se quedaran a mitad de su formación por falta de recursos."Él los apoyó muchísimo con la Fundación", asegura Tardón.

Tartiere fue "un hombre muy entregado a la gente más sencilla de Benín", que " se sentía beninés por todos los costados, y en el momento en el que llegaba octubre cogía la maleta y no volvía hasta el verano siguiente. Pasaba el curso entero con los chavales en sus proyectos; y su mujer, con unas religiosas argentinas desarrollando labores de formación de la mujer".

Pero antes de esta iniciativa hubo otros muchos trabajos en favor de los más necesitados. Pepe Tartiere y Pilar Labayen fueron en otra ocasión, junto a Pedro Tardón, a recibir contenedores con varios miles de kilos de materiales y alimentos con los que contribuyeron a paliar en parte las graves carencias de algunos de los poblados en los que trabajaban.

Otras iniciativas fueron la creación de grupos de alfabetización para mujeres en los poblados, el cultivo de arroz de la variedad nerika para alimentar a la población, la vacunación gratuita de bebés y la construcción de pozos para dotar de agua a los habitantes del país africano.

Todo este trabajo vinculado a África es parte del legado que deja Pepe Tartiere, una persona muy apreciada en todos los ámbitos por su buena disposición y su vocación de ayuda a los demás. Después de trabajar durante años en Hidrocantábrico, hoy EDP, su prejubilación lo llevó a emprender casi a tiempo completo estas actividades, que le han granjeado un gran cariño, tanto en España como en el país africano, que ya era su segunda patria. El enterramiento de Pepe Tartiere será hoy en Madrid. La familia tiene previsto organizar próximamente un funeral en su honor en la parroquia de San Martín de Anes, en fecha aún por determinar.