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Camino libre de jabalíes gracias a la radio

El concejal del PINSI pone fin a la visita de los suidos a su finca en La Carrera colgando un transistor que dejó encendido dos meses por la noche

Juan Camino, colocando el transistor en la rama de un árbol de su finca de La Carrera, junto a un montón de estiércol, tapado con plásticos, donde acudían a comer los jabalíes. MARIOLA MENÉNDEZ

El concejal del PINSI (Partido Independiente de Siero) Juan Camino estaba harto de la visita diaria, cada noche, del jabalí a su finca. Tenía fijación con su pila de cuchu (estiércol), donde acostumbraba a darse un buen banquete de merucos (gusanos). Así que empezó a probar con todo para ahuyentarlo, pero no había manera. Intentó asegurar bien los cierres para que no tuviera por dónde colarse; colocó pelo que recogió por las peluquerías para ahuyentarlo e, incluso colgó paños impregnados en amoniaco. Pero nada, el jabalí seguía entrando cada noche a comer gusanos. Aunque, por fortuna, prefería el estiércol a los productos de la huerta que cultiva. Pero llegó a estropear las cañas de tres pumares. "Todos los días me desarmaba la pila de cuchu y quitaba los plásticos", explica Camino. "Venía a los merucos y todos los días me tocaba apilar la pila".

Así que dándole vueltas y vueltas, pensó qué podía hacer: "Si oye hablar, no entrará y puse una radio hace unos dos meses". Y fue todo un acierto. El jabalí dejó de entrar. "La quité hace una semana. A ver si no vuelve a entrar", explica satisfecho el concejal sierense de La Carrera.

Camino amarró la radio, envuelta en una bolsa de plástico para que no se estropeara cuando lloviera, y la colgó amarrada en un peral que tiene junto al montón de estiércol. Pero aún hay más trucos: la clave está en cambiar cada noche de emisora "para que no escuchase todos los días las mismas voces", apunta el edil. En los dos meses que dejó encendido el transistor, "un día ponía la Ser, otro la Cope, otro Radio Nacional...", cuenta con gracia.

Al final ha conseguido su propósito: que el jabalí deje de entrar en su finca del barrio de la Forfontía, en La Carrera, y fastidiarle. Lo ha conseguido molestándole él al animal. Primero utilizó otras técnicas menos ruidosas: "Nada, pasó de todo". Lo que fue eficaz fue la radio, destaca Juan Camino. Lo que está comprobando ahora es si después de un tiempo con el transistor puesto el jabalí habrá cambiado de costumbres o al no escuchar hablar por la noche en su huerta volverá a darse un buen festín de merucos.

De momento, el truco casero funciona. Todo en un concejo donde los suidos traen de cabeza a muchos vecinos, porque su presencia en las zonas urbanas cada vez es mayor, ya no se limitan a campar por sus anchas en la parte rural. De hecho, en el Pleno del jueves, la corporación aprobó pedir al Principado que tome medidas para controlar el riesgo que supone esta fauna cinegética, no sólo para las cosechas, también en las carreteras y la autovía por el peligro que entraña al poder provocar accidentes.

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