Los siete miembros de la cooperativa "San Martín" que se encargan de la cosecha de la faba de Argüelles, la cual goza de Indicación Geográfica Protegida (IGP), prevén este año superar los 10.000 kilos recogidos el año pasado, a pesar de haber padecido una de las sequías más severas que se recuerdan. El motivo no es otro que su mayor dedicación y trabajo, traducido en un aumento de la superficie de las plantaciones desde las 12 a las 20 hectáreas, aproximadamente.

Los cosecheros de la localidad sierense ya tienen bien aprendida la lección de que no se puede dejar nada al azar. "En los últimos años venimos padeciendo varias sequías que tratamos de paliar con más terreno", explica el miembro de la cooperativa que comercializa la marca "Vegargüelles", Ulpiano Huergo, que a pesar de dicha expansión reconoce que la producción resultó muy irregular.

Dicha irregularidad se refiere a que existen zonas que resisten la sequía mejor que otras. Concretamente, los productores señalan que la falta de agua golpeó especialmente a las plantaciones situadas en la barreda, mientras que las que se situaron en las vegas tiraron del carro. "La humedad de la proximidad del río hace que la cosecha se mantenga a buenos niveles", confirma Huergo.

No obstante, recuerdan que para que estas previsiones sean confirmadas todavía queda un duro trabajo de mayado (labor consistente en la separación de las vainas y los granos), que puede que se prolongue hasta el mes de febrero. "Todo depende del tiempo que haga, pues si llueve y hay humedad las fabas tardan mucho más en secar", indica el productor que, al igual que sus compañeros, comenzó a mayar las legumbres hace un par de semanas.

Sea como fuere, y a falta de confirmación definitiva, la intención es organizar el tradicional festival de la faba de Argüelles el primer fin de semana de febrero. Una fecha que se ha convertido más o menos en habitual en unos últimos años marcados por los retrasos de las cosechas y los trastornos de las lluvias a destiempo.

Para dicha cita, que abre de alguna manera el mercado entre los clientes, casi siempre habituales, la intención es reunir una tonelada de fabas que serán vendidas a un público que, en general, suele responder. "Contamos disponer para entonces de entre 800 y 1.000 kilos", señalan unos cooperativistas que están acostumbrados a ver como los clientes les bombardean con preguntas sobre plazos para hacerse rápido con este preciado producto.

Una buena cifra para mantener vivo un evento que supone todo un acontecimiento para una parroquia como Argüelles, que tiene en las fabas uno de esos recursos que hacen a un pueblo popular tanto a nivel regional como nacional en algunos casos. Una fuente de ingresos tradicional que los agricultores quieren mantener con mejoras técnicas que les permitan sacar el mayor rendimiento a unas tierras que en muchos casos tratan de recuperar tras varios años sin cosecha.

Para ello, no escatiman en experimentar y buscar alternativas como crear unas plantaciones más amplias que permitan acceder con tractores y otros equipos mecánicos que este año por primera vez pudieron regar alguna de las plantaciones, reduciendo el impacto de una sequía que se traduce en vainas más pequeñas y un número de granos inferior al de los años lluviosos.