"La pista estaba estupenda para jugar al fútbol". Así lo afirma el árbitro en su informe después de que los directivos del Condal de Noreña decidieran que los jugadores de su equipo benjamín (unos ocho años) abandonaran el partido, en la segunda parte, que el sábado disputaban contra el Romanón en el nuevo polideportivo de Pola de Siero. Argumentaron que era una auténtica pista de patinaje, que los chavales no paraban de resbalar y que les era muy difícil poder controlar el balón. Para "velar por su integridad física" dejaron de jugar.
De hecho, como ya habían estado en esta cancha -inaugurada en noviembre y con un coste de más de 3 millones todo el polideportivo- los chavales de Noreña iban prevenidos y echaron laca en la suela del calzado, pero no les sirvió de nada. Algunos padres confirman que los críos se quejaron de la escasa adherencia del piso.
Esta versión difiere de la del propio árbitro y los jugadores de los siete partidos más que se disputaron ese día y el domingo. "No tengo noticia de que nadie más se quejara y tampoco se retiraran otros equipos", destaca Virginio Ramírez, director del Patronato Deportivo Municipal de Siero. "Si la pista fuera impracticable, se hubieran quejado o se hubiera suspendido algún partido más", añade. "Si el árbitro entiende que la pista es un riesgo, hubiera tomado medidas". Insiste en que el colegiado también deja constancia de que no se produjeron más protestas.
Virginio Ramírez admite que al poco de inaugurar el polideportivo recibieron críticas de los usuarios porque la pista era resbaladiza, pero después "se echó fijador en las paredes de hormigón porque pensábamos que era del polvillo que soltaba y pararon de llegar quejas". Esto ocurrió hace unos quince días.
No obstante, Ramírez asegura que en el Patronato estarán "pendientes a ver si hay alguna otra queja" para solucionar el problema. No es la única queja que suma el polideportivo, donde se han suspendido algunas sesiones deportivas por problemas de insonorización.
