El párroco de San Félix de Lugones, Joaquín Manuel Serrano, estaba hace unos años en una iglesia muy pobre en la ciudad italiana de Nápoles y dice que se quedó "a cuadros" cuando fue a celebrar una misa y se encontró que el templo estaba lleno de perros y gatos. Le preguntó entonces al párroco cómo era que los feligreses llevaban a sus animales a las celebraciones, y el cura de allí le dijo que la iglesia estaba bajo la advocación de San Antonio Abad y que allí podían entrar todos los animales, que eran los que había protegido el santo.

Aquella vocación de abrir el templo a los animales la revive el párroco lugonense todos los años desde 2010 por la fiesta de San Antonio Abad, convocando a los fieles que tengan mascotas a una celebración tras la cual los rocía con agua bendita. La iglesia está cada vez más concurrida de mascotas. Normalmente, la bendición tiene lugar en el exterior del templo, es el cura el que sale al encuentro de los animales, pero ayer la lluvia lo impidió, y fueron los animales los que entraron para recibir el agua.

A la bendición de ayer concurrieron muchos animales, de los que una abrumadora mayoría eran perros. Las mascotas favoritas de los lugonenses recibieron con inquietud desigual el agua bendita y sus dueños se fueron muy contentos. Cinco de ellos nada menos llevó el lugonense Marcelo García Cabeza. En su caso, se trataba de dos animales de su familia, uno de la sociedad Adaptastur y otros dos que les estaba cuidando a sus amigos. Hizo lo que pudo para mantenerlos a todos relativamente a raya.

También se dio la circunstancia de que el sacerdote añadió agua bendita al agua sin bendecir. Dos niñas acudieron a bendecir a sus peces. Candela Escandón llevaba en su pecera a "Trasgu" y "Centella", y Luz Suárez, a "Leonardo", tres pequeños peces que recibieron la bendición.

Pero quizá los animales más llamativos fueron "Smeagol" y "Deagol", dos ratas cuya dueña, Marisa Martínez, mostraba con orgullo tras la bendición, y que, contra lo que podría parecer, "son muy limpias, muy listas y sociables". Ambas iban acompañadas por "Niski", un perrito con problemas de corazón que también fue rociado con agua bendita.

El párroco invitó a los feligreses a cuidar la naturaleza, "en la que están incluidos los animales que nos acompañan", y también a "educar a los niños en el cariño y el respeto a la naturaleza y los animales". Dijo que "hay que hacerles ver que no son un juguete y ser partidarios la adopción, para que no entren en la dinámica de la comercialización".

Asimismo, Serrano dijo que San Antonio Abad "está en Lugones porque antes de que llegaran las industrias fue un pueblecito rural en el que tenía mucho sentido la devoción al santo, y los animales eran un modo de subsistencia de las familias".