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La Pola | Maravillas del mercado

Potaje de verdura para entonar el cuerpo

María Celsa Villabona recomienda el pote de repollo, o cocinarlo estofado, para combatir el frío de los días de invierno

María Celsa Villabona, ayer, en el mercado de la Pola. MARIOLA MENÉNDEZ

Un pote calentín viene fenomenal para sobrellevar los rigores del frío del invierno, entonando un poco el cuerpo. Así que por estas fechas es cuando en el mercado de Pola de Siero más se venden repollos, berzas y lombarda. Lo comenta María Celsa Villabona Miranda, una agricultora gijonesa que ofrece en la plaza una gran variedad de productos de la huerta. Recomienda llevar un repollo -a dos euros la unidad-, pues, aunque se da todo el año, "se consume más ahora, en potaje, porque en verano entra mejor una ensalada" o algo fresco, comenta.

Villabona aconseja cocinar el repollo en potaje, con costilla de cerdo, morcilla y chorizo. Pero si se prefiere un guiso más ligero, se puede preparar estofado, "cocido con un refrito de aceite y ajo", explica. No es necesario dejarlo cocer durante mucho tiempo, con una hora es suficiente, apunta. Reconoce que la gente mayor es la más entusiasta de esta verdura, quizá porque la mayoría de quienes compran en el mercado de la Pola también tienen ya una edad. Pero se demuestra que, muchas veces, lo de toda la vida suele ser lo mejor.

Entre las virtudes del repollo, María Celsa Villabona destaca que "es muy digestivo, no engorda y en potaje calienta a uno en invierno". Por lo que no es mala idea guisar uno estos días para entonar el cuerpo.

El repollo es un cultivo que se da bien en la huerta asturiana y, según esta agricultora de Gijón, requiere "más bien frío", aunque tampoco demasido, pero "no mucho calor". Se siembra en septiembre y se suele recoger unos tres meses después, "depende del tiempo", puntualiza.

Sobra decir que nada tiene que ver una verdura cultivada en la huerta de casa con la que se compra en el supermercado. El repollo no es una excepción. Villabona sostiene que "tiene otro sabor". Explica que en su punto tiene que estar verde, reluciente, fresco y duro, no blanco.

Hay quien está esperando que la nieve llegue de una vez a la huerta para revitalizar la tierra. Pero Villabona no opina lo mismo. Apunta que "no se necesita ni nieve ni que hiele porque lo estropea todo y llover, tampoco mucho", concluye.

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