Con el pie en el pedal del freno y la primera marcha metida. Así tienen que circular en invierno, con mucha precaución, los vecinos que utilizan la carretera regional entre Agones y Villafría (Pravia), debido a su mal estado. Una infraestructura para comunicar los pueblos de la zona alta con la villa que presenta grandes socavones, un firme sin adherencia, falta de vallas de seguridad y zonas donde las cunetas no existen. "Es una carretera que da servicio a muchos pueblos y donde cada vez que llueve hay un golpe o un coche se sale de la carretera", explica David Martínez, presidente de la parroquia rural de Escoreo.
Hace diez años hubo una reparación en la vía, pero con el paso del tiempo y la afluencia de vehículos ha vuelto el deterioro. Además, Martínez precisa que dejaron las cunetas sin acabar, lo que genera accidentes y salidas de vía si la rueda se encalla en la cuneta. En algunas zonas hay un desnivel de medio metro.
Además, señala que el firme acumula restos forestales que estrechan el paso y, con la lluvia, patinan los coches. "Mucha gente sube o baja comentándome lo mal que está la carretera", comenta Manuel Antonio Bermúdez, taxista y miembro de la junta directiva parroquial. La otra opción que tienen "está peor", es la carretera entre Villarigán y Cañeo. "Tiene cuestas más pronunciadas y está más deteriorada", precisa Bermúdez.
Los representantes de la parroquia acudieron al Ayuntamiento, a la consejera de Desarrollo Rural, María Jesús Álvarez, y a la dirección general de Administración Local del Principado en busca de una solución. "Se pasan los balones, llevamos así más de doce años, y la cancerbera principal es la Consejera. El medio rural sufre un abandono total y no sólo en infraestructuras", sostiene Martínez. La parroquia estima que si se actúa con rapidez para mejorar los desperfectos de la vía "será una migaja para el Principado; si no, va a llegar un momento que no tenga arreglo".
