Fue un buen susto, pero se quedó en nada. Los alrededor de 410 alumnos del colegio público Condado de Noreña tuvieron que ser desalojados al mediodía de ayer del centro educativo al iniciarse un pequeño incendio en un horno de la cocina del centro que fue rápidamente sofocado. Sólo provocó daños materiales que impidieron ofrecer con normalidad el servicio de comedor.

Las llamas fueron detectadas a las 11.40 horas por las propias cocineras, que decidieron tomar medidas por su cuenta para solucionar una situación que parecía complicarse. "Salía mucho humo negro, pero nadie corrió peligro", señaló el ayer alcalde en funciones, Inaciu Iglesias, tras hablar con el personal del colegio que extinguió el fuego con tres extintores antes de que llegasen los bomberos.

Nada más que se conoció el incendio, la directiva del colegio activó el protocolo de emergencias, que incluyó el desalojo de los escolares de las aulas. "En principio salieron al patio, pero luego se decidió utilizar el polideportivo para evitar el frío", declaró el concejal de Obras, Pelayo Suárez, que fue el que sugirió la instalación deportiva como alternativa con el parabién de la comunidad educativa.

Finalmente, los bomberos llegaron para dictaminar que el fuego estaba totalmente extinguido y los únicos daños que hubo que lamentar fueron materiales. "Por suerte todo se ha quedado en un susto y el resultado del protocolo fue perfecto", explicó el director, Alberto González, que decidió que los niños se mantuvieran en el polideportivo hasta el final del horario lectivo. Asimismo, los dirigentes del colegio decidieron que se repartieran bocadillos entre los más de 200 usuarios del comedor, cuyo servicio no pudo desempeñarse con normalidad por los daños ocasionados en una cocina que estaba totalmente cubierta de polvo blanco. Servicio que se espera restablecer cuanto antes. "Nuestra intención es limpiar todo y que para mañana -por hoy- todo vuelva a la normalidad", indicó González, que no paró de recibir visitas de padres tras conocerse los hechos.