La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Kamante Teatro" vuelve a la calle con un guiñol

La compañía sierense, que busca el "contacto con la gente", invita a participar en sus "entrenamientos abiertos" en El Berrón

Luis Vigil, ayer, en la Pola. MARIOLA MENÉNDEZ

"Hay que volver a ilusionarse; y no te ilusionas en las catacumbas, hay que salir a la luz". Así lo cree Luis Vigil, director y pedagogo de la compañía sierense "Kamante Teatro". Es la razón que les ha empujado a estar trabajando en un proyecto nuevo, que estrenarán este año, con el que regresan a la calle, para buscar ese "contacto con la gente". Será un guiñol, que se basará en una historia tradicional, aderezada con canciones populares y con cierta vinculación con el Camino de Santiago. También están reensayando algunos de sus espectáculos.

Además, "Kamante" invita a participar en sus ensayos, a los que Luis Vigil prefiere llamar "entrenamientos abiertos". En ellos trabajan un técnica física, corporal y vocal, porque a un actor no le basta con subir a un escenario e interpretar. "Cualquier persona que quiera entrenar con nosotros puede hacerlo" y aprender de su pedagogía, invita el director. La cita es los lunes, martes y miércoles, de 18 a 19,30 horas, en su local de El Berrón. "Se está acercando gente muy diversa: maestros, bailarines, actores...", destaca Luis Vigil.

El ritmo de vida actual, de niños y adultos, provoca que "seamos menos dueños de nuestro tiempo" y eso también repercute en el teatro, acortando los tiempos de las funciones, comenta el director poleso. "El público está cómodo con microteatro de diez minutos y si hablas de dos horas, da vértigo. Es un problema para el teatro porque necesitas tiempo para desarrollar el proceso. El arte necesita tiempo", reflexiona. Relaciona este cambio con que se ha producido una reducción de la capacidad en el nivel de atención del público, acostumbrado a vivir a una velocidad de vértigo.

Reconoce que es difícil llegar a espectadores tan diversos como la misma sociedad. "La gran lucha es dónde se sitúa el arte, los valores...", explica Luis Vigil. Es complicado cuando "lo que se vende al mundo es puro entretenimiento", pues, según el director, "vivimos en una sociedad que se esconde" y predomina un producto cultural muy dirigido. Pero en medio de todo esto, "hay gente que estamos en otra militancia creativa". En "Kamante" tienen por bandera que el arte debe "ayudarnos a hacernos preguntas y ser un poco balsámico, reconfortante". Insiste en que "vivimos en una sociedad que huye de sí misma. Llevamos todos el miedo en la frente". No cree que la crisis económica haya sido la culpable de que el espectador busque en el teatro, en el cine o en la música una vía de escape y agradezca que le provoquen la carcajada. Sostiene que ha sido sólo un acelerador. "Los que resistimos aquí, a pesar de todo, estamos haciendo pedagogía con nuestros espectáculos y mostrando un camino, que tampoco será el de todos", explica Vigil. La crisis también ha repercutido en el teatro porque se destina menos dinero a la cultura.

El director de "Kamante" reconoce que no es fácil llegar al público. "No puedes gustar a todo el mundo y sería hasta sospechoso", argumenta. Quizá la clave esté en que el espectador sea quien se apropie y haga suyo el mensaje a su manera. Ése, al menos, fue el éxito de la obra "Que viene el lobo", que la compañía llevó por medio mundo. Fue premio Fetén y "marcó un hito en cómo dirigirse al público infantil y juvenil, en el uso del lenguaje y una plasticidad muy contemporánea". Luis Vigil cree que si gustó tanto fue por la valentía y apuesta innovadora del espectáculo.

Reconoce que los niños como espectadores -muchos de sus obras se dirigen al público familiar- han cambiado y hay zonas en las que tienen mayor capacidad de escucha porque están más acostumbrados al contacto con sus abuelos y mayores, que les siguen relatando historias.

Compartir el artículo

stats