Los bomberos hicieron la tarde del pasado jueves su visita más plácida a El Berrón. El temor de unos vecinos a que se estuviese produciendo una fuga de gas en un bloque de viviendas de la avenida de Langreo llevó a varios de ellos a abandonar sus viviendas por unos minutos, hasta que finalmente se determinó que se trataba de una falsa alarma.

Los hechos tuvieron lugar a media tarde. Algunos de los habitantes de las viviendas creyeron que había cierto olor a gas y comenzaron alertar al resto de los vecinos y a persuadirles de la posibilidad de que pudiese producirse una explosión y generar importantes daños tanto humanos como materiales.

Inmediatamente se llamó también a los servicios de emergencias, que dieron traslado de lo que estaba ocurriendo a los bomberos. Estos se desplazaron inmediatamente hasta el lugar de los hechos. Allí comprobaron que no existía fuga alguna y que por lo tanto las personas del bloque de viviendas podían regresar a sus casas sin temer por su integridad. "Fue una falsa alarma, simplemente", señalaron fuentes del servicio de emergencias a este diario.

Falsa alarma que, no obstante, algunos ya daban por hecha, y por ello decidieron mantenerse en el interior de sus casas, haciendo caso omiso al resto del vecindario. "Hubo gente de algún piso que se negó a salir porque no consideraban que hubiese ningún peligro", comenta una testigo que se alegró de que finalmente la advertencia se quedara en un pequeño susto sin consecuencias.

De todos modos, la movilización de los bomberos generó la inquietud de los vecinos de los edificios colindantes, que en algunos casos también salieron o dudaron si hacerlo, pues la poca información de la que disponían invitaba en muchos casos a pensar que se trataba de una situación de serio peligro.

Finalmente, todo quedó en una anécdota más de un pueblo que en los últimos tiempos vive en vilo ante tanta emergencia y sobresalto. "Entre los recientes robos y esto no se puede decir que seamos un pueblo tranquilo, al menos recientemente", declara una vecina que reconoce que suele ponerse nerviosa cuando escucha sirenas de cualquier tipo. "No hay cosa que más me altere que empezar a ver luces y escuchar sirenas", declara.

La de la tarde del jueves no fue la única intervención plácida de los bomberos en la zona, pues cabe recordar que justo esa mañana fue cuando tuvo lugar un pequeño incendio en un horno de la cocina del colegio público "Condado de Noreña". Un incidente que, además de obligar a desalojar a 410 alumnos que se encontraban en el centro y trasladarlos al polideportivo municipal, obligó a desplazarse a los efectivos, que se encontraron con que las propias cocineras ya habían extinguido el fuego con tres extintores del centro educativo.