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El calor de diciembre hace desplomarse el número de aves en la ría maliayesa

El censo de invierno que elaboran los ornitólogos recoge 1.516 ejemplares, medio millar menos que hace un año

Aurelio Antuña (izquierda) y Karlos Seyns, ayer, observando con prismáticos la ría de Villaviciosa desde Rodiles. LUCAS BLANCO

El Benidorm de muchas aves acuáticas cada vez tiene menor aceptación. Al menos eso reflejan los datos obtenidos ayer con motivo del censo que cada año organizan varios técnicos y expertos en ornitología en las diferentes rías de España y que en Villaviciosa arroja este año un descenso de ejemplares respecto al año anterior de más de medio millar, quedándose casi a la mitad de los registrados dos años antes.

En total fueron 1.516 las aves acuáticas avistadas por unas ocho personas que patearon los dos márgenes de la ría entre las ocho de la mañana el mediodía, dividiéndose la reserva natural en cuatro zonas de influencia en las que este año no captaron ninguna especie que les llamara la atención. "Este año fue todo escaso y muy común", explica el director de la Reserva Natural de la Ría de Villaviciosa, Aurelio Antuña, que teme que se deba al buen tiempo que imperó en los últimos meses. "Diciembre fue cálido y a pesar del temporal que vino ahora es posible que esto influyera en que muchas aves no entraran en España", señala el experto.

Aunque no se descarta que todavía lleguen aves con retraso, lo cierto es que la cifra cayó en los últimos doce meses de los 2.056 ejemplares controlados entonces en más de medio millar, mientras que la caída se hace más aguda respecto a 2015, cuando el censo incluyó a 2.841 aves.

Todo ello a pesar de que la jornada fue muy favorable para la observación las especies acuáticas, ya que, salvo un poco de neblina a primera hora, el resto del día el cielo despejado ayudó a ver las aves mediante prismáticos y telescopios desde distancias bastante alejadas. De todos modos, los expertos también señalan que hay otros factores que podría contribuir a que la cifra se sitúe por debajo de lo normal. "El buen tiempo hizo que hubiese paseantes por la playa, algunos con perros, que podrían haber espantado a ejemplares de gaviotas u otras especies que huyen de la presencia humana", declaró Antuña.

A pesar de que los resultados no fueron todo lo apasionantes que se podría esperar, los participantes en la elaboración del censo disfrutaron haciendo una de las cosas que más les gusta. Fue el caso de Carlos Álvarez, un llanisco que desde hace tres años se metió de lleno en el mundo de la ornitología y ayer participó por primera vez en la elaboración del censo de la ría maliayesa. "Estoy disfrutando porque es la primera vez que me toca aquí", señaló este aficionado que en años anteriores participó en el censo de la ría de Tinamayor y se mostró encantado de descubrir nuevos rincones de la región.

Junto a él y Antuña estuvo también el belga afincado en Cabrales Karlos Seyns. Los tres peinaron durante horas buena parte de la playa de Rodiles y sus alrededores desafiando el frío. "A ver si no nos congelamos", comentaban con humor uno de los cuatro equipos que hicieron posible tener una estimación de las aves acuáticas de la ría y contribuyeron a un estudio que tiene rango nacional. "Hoy se hace en todas los espacios de este tipo de España y el objetivo es controlar como están siendo las migraciones durante esta época en todo el país", señaló un Antuña que lamentó que la iniciativa no se coordine también a nivel internacional.

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