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Una biblioteca con donante "fantasma"

Un usuario anónimo deja sigilosamente desde hace años decenas de libros en el centro municipal candasín, el último "Hija de la fortuna", de Isabel Allende

Carmen Dintén muestra un ejemplar "desgastado" del libro de Isabel Allende en su mano derecha y otro similar en perfecto estado, donado por un desconocido. I. G.

No tiene cara, no tiene nombre y solo se sabe que le encanta la literatura. Visita la biblioteca a menudo y siempre deja su huella. ¿Quién es? Se trata del "fantasma" de la biblioteca González Posada, una persona que desde hace algo más de cuatro años deja sus libros personales entre los estantes y abandona el centro sin dejar rastro. La bibliotecaria Carmen Dintén quiere descubrir ese misterio y tan solo se puede guiar por los ejemplares que esa persona deja "en cualquier estante". "Me acabo de encontrar este libro de Isabel Allende junto a los de Tolkien y me sonó un poco raro", le comenta una usuaria a Dintén. "Debe ser uno de los libros fantasma", indica la bibliotecaria. Esas publicaciones son fáciles de identificar: carecen de tejuelo, esos pequeños rótulos de papel que catalogan cada libro que entra en el centro municipal.

"Ha traído ya entre treinta o cuarenta libros en los últimos tres o cuatro años, y un buen número de ellos son novelas románticas", explica la bibliotecaria, que primero selecciona esos ejemplares y después los utiliza para reponer las publicaciones propias que no están en buen estado. Ese es el caso de "Hija de la fortuna", de la escritora chilena Isabel Allende.

"Igual nos sirve para sustituir éste, porque está nuevo", comenta la bibliotecaria. El volumen que posee el centro está desgastado por el uso y el "nuevo", el que donó "el fantasma", está casi sin usar. "Apenas solemos comprar novelas románticas, si la persona en cuestión quiere seguir trayéndolas serán bien recibidas", destaca Carmen Dintén, que expresa su extrañeza ante el modo de actuar del donante anónimo de libros porque, precisamente, los vecinos pueden entregar las publicaciones, tanto literarias como audiovisuales, que deseen al centro, eso sí, ajustándose a una serie de requisitos. "Lógicamente, no podemos aceptar DVD piratas, por poner un ejemplo, aunque tenemos donaciones de todo tipo, como los dvd infantiles, que ayudan a ampliar el fondo", resalta Dintén.

Lo que no puede aceptar la biblioteca "González Posada" de Candás ni ninguna de la red pública del Principado de Asturias son libros de texto, enciclopedias, colecciones de bolsillo y literatura procedentes de los kioscos ni documentos audiovisuales en formados obsoletos como VHS. Tampoco valen las colecciones de periódicos ni, evidentemente, fotocopias ni copas grabadas de audiovisuales. "Tampoco se aceptarán libros que estén estropeados, rotos o dañados", apostilla Carmen Dintén.

La responsable de la González Posada camina diariamente entre las estanterías de libros, donde se almacenan 23.000 ejemplares, con la vista puesta en los lomos de los libros porque, quizá en una de esas se tope con un ejemplar más donado por esa persona sigilosa que mantiene vivo el misterio de los últimos cuatro años en la biblioteca candasina.

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