Los conocidos y allegados de Jesús Ordóñez Fernández no son capaces de explicarse lo ocurrido. No entienden cómo pudo ser arrollado por el Hyundai i20 del piloto neozelandés Hayden Paddon, en el primer tramo del Rally de Montecarlo, cuando sacaba fotos de la prueba. No lo comprenden porque aseguran que siempre se caracterizó por ser muy precavido y no poner en riesgo su seguridad.

Antonio Soto Pajares, de Carbayín (Siero), que ayer fue al tanatorio a dar el pésame a la familia, lo sabe bien. Comenta que en un par de ocasiones asistió con él a ver un rally. "Era súper prudente. Jamás le vi arriesgarse", destaca. Jesús Ordóñez compaginaba su afición al automovilismo con la de la fotografía y sabía que la seguridad era lo primero. No dudaba en llevarlo a la práctica. Aunque estas eran sus grandes aficiones, profesionalmente se dedicaba a la construcción.

Soto recuerda que cuando el ahora fallecido decidió viajar a Mónaco para presenciar esta prueba del Campeonato del Mundo que le costó la vida pensó en hacerlo con su tío Gonzalo Ordóñez, también aficionado a las carreras. Pero éste al final no acudió por asuntos laborales y se quedó en Asturias. "Las cosas pasan porque pasan y es una pena grande", reflexiona, a la par que lamenta Antonio Soto el trágico fallecimiento de su amigo Jesús Ordóñez, que deja viuda y una hija.