En Gijón, en Avilés, en Siero... Las comadres asturianas han salido hoy a la calle para celebrar su día. La tradición ha vuelto a cumplirse y las mujeres asturianas han salido a la calle para celebrar una noche especial que, además, sirve como aperitivo para el tan esperado Antroxu. El epicentro de la fiesta, como cada año, ha sido Pola de Siero. Hasta las monjas samaritanas del monasterio de Valdediós (Villaviciosa) han comadreado hoy con bollos de esta villa. Son los que les llevarán los miembros de la asociación Amigos del Roble, que colaboran habitualmente con ellas.

Y es que el jueves de Comadres en la Polasignifica fiesta, amistad y también añoranza, porque son muchos los que echan de menos el tirón y significado de la celebración antaño. Dicen que "antes, más que ahora, la Pola olía a bollu". Y uno especial: de mantequilla relleno de chorizo. Hace años había más panaderías tradicionales a las que los polesos acudían con los bollos amasados para que se los hornearan. Lo recuerda el presidente Amigos del Roble, Enrique Meoro. "Había unas colas en la panadería...", destaca. Entre tanto bullicio, había que estar atento para que no confundieran las bandejas de unos con las de otros.

"Es muy prestoso", argumenta Meoro, pues es una fiesta que ya empieza bien de mañana: "Se comadrea trabajando. Se ponen unos bollos, la botellina de vino y una tortilla de sardines salones". Para Meoro, Les Comadres significan lo que "para todos los polesos. Es una fiesta muy arraigada y se diferencia del resto porque compartimos mesa y mantel hombres y mujeres y de todas las edades". Opina similar Carlos Noval, de la Imprenta Noval: "Es una fiesta diferente a las que se celebran en el resto de Asturias". Cuando eran críos lo típico era ir a merendar a algún práu y según se iban haciendo chavales, iban a algún local, aunque ahora también es frecuente disfrutar en las sidrerías. Otro recuerdo es el de ir de niños a la panadería, con las bandejas llenas de bollos para que los cocieran: "Se ponía el nombre de cada uno en un papel que iba clavado con un palillo".

"Cuando era chaval, era la fiesta que más me gustaba", señala Juan Camino, concejal del Pinsi. Da tres razones. Una, porque se celebra antes de Semana Santa y es fiesta que antecede al Carnaval después de haber pasado un largo invierno sin folixa.

El segundo motivo es que en "en la plaza había unos bailes que eran una pasada". Aquellas multitudinarias verbenas, cuya entrada daba para sufragar casi el resto de las fiestas del año. La tercera razón, "la camaradería y merienda en grupo".

Jenaro Soto, presidente de la Sociedad de Festejos, subraya su antigüedad, porque que aunque se celebra en otros lugares del mundo nació en la Pola entre el siglo XV y XVI -aunque se sospecha que pueda venir de la época de los romanos-. Se gestó como una fiesta para mujeres -también se festejaban los compadres- que evolucionó a una celebración mixta, de amigos y familia. La costumbre es merendar el bollu de Comadres, sidra y una naranja, fruta que antaño abundaba en la costa asturiana por estas fechas. El gaitero Valentín Fuente lo tiene claro: "Es una fiesta distinta, más íntima, de familia y amigos".

Para los polesos, su fiesta.