Después de unos meses de aparente tranquilidad, los cacos vuelven a actuar en Lugones. En esta ocasión el objetivo de los ladrones fue una pizzería de la calle Antonio Machado de la localidad la que sufrió las acciones de dos jóvenes encapuchados que de madrugada rompieron la luna del establecimiento para llevarse una pequeña cantidad de dinero que los propietarios habían dejado en la caja registradora.

Los hechos tuvieron lugar en torno a las cuatro y veinte de la madrugada. Una vecina despertó al oír un fuerte ruido y tras comprobar que se trataba de un robo llamó a la Policía. A pesar de la rapidez en la que se dio la voz de alarma los autores tuvieron tiempo de sobra para coger la caja registradora sin ni siquiera llegar a meterse en el local y huir en un coche rojo de pequeñas dimensiones.

Lo que quizás no sabían es que todo fue grabado por las camas de seguridad del propio negocio. En las mismas grabaciones puede verse como los asaltantes, dos jóvenes encapuchados, utilizaban la tapa de una alcantarilla para tratar de romper la luna. El grosor de la misma impidió que se rompiera, pero sí lograron abrir un boquete para meter medio cuerpo y echar mano de un botín que, según los propios propietarios era más bien escaso.

No se descarta que ambos estuviesen acompañados por un tercero que se encargaría de conducir el coche con el que rápidamente escaparon, no obstante, la propia Policía Nacional y la Policía Local estaban ya ayer analizando las grabaciones de las cámaras de seguridad situadas en las cuatro entradas de Lugones para buscar pistas que puedan llevarles a identificar un vehículo que podría ser bien un Opel Astra o un Peugeot 205, según las primeras informaciones que coinciden en que se trata "de un coche pequeño".

Sí parece claro que los autores actuaron "como aficionados", aunque dejando claro que tenían estudiada la situación de una caja que se encuentra muy próxima a la luna que reventaron "utilizando lo primero que se encontraron a mano", si bien los dueños del local creen que la jugada les salió poco rentable. "Es más el daño material que el dinero que se pudieran llevar en sí mismo", indicó ayer a este diario la dueña de este establecimiento que cuenta también con un negocio similar en la Pola.

Unos daños que ayer mismo eran reparados al mediodía por una empresa que se encargó de retirar el cristal dañado y sustituirlo por uno nuevo, una vez que los desperfectos fueron evaluados y cuantificados tanto por los agentes como por los propietarios que esperan que las consecuencias del suceso sean asumidas por el seguro.