Los familiares de los peregrinos fallecidos Julio Gómez y Juan Manuel Rodríguez se han mostrado indignados por lo que consideran un acto de profanación: la sustracción del pino que estaba plantado sobre las cenizas de ambos en el entorno de la capilla de la Bienvenida, en la parroquia Sierense de Vega de Poja. La indignación viene por el hecho de que el robo es el cuarto atentado que se perpetra sobre el árbol que cobijaba los restos de los fallecidos. "Las tres primeras veces lo quemaban con un líquido o lo cortaban, pero ahora fueron más lejos, lo arrancaron y se lo llevaron", explicó María José Asla, viuda de Juan Manuel Rodríguez.
Hasta ahora, habían afrontado los daños con paciencia, pero como señaló Manoli Vega, viuda de Julio Gómez, "llega un límite en el que el vaso rebosa". Tienen claro que hay una intención clara de hacer daño y, por ello, quieren que se encuentre al culpable.
Ya han denunciado los hechos ante la Guardia Civil, que está investigando su autoría. "Vamos a ir hasta el final; dimos todos los pasos que nos indicó la Guardia Civil y esperamos que esto finalice ya; esto es una profanación", dijo María José Asla.
La capilla se encuentra en una zona de paso del Camino de Santiago, razón por la que ambos fallecidos, muy adeptos a la ruta jacobea, quisieron que yacieran allí sus restos. Las familias pidieron, antes, permiso a los vecinos del entorno y, cuando los obtuvieron, colocaron una placa conmemorativa y plantaron el árbol.
Ahora, la intervención de la Guardia Civil no solo atañe a la investigación sino también al futuro del espacio conmemorativo. Un cabo primero del instituto armado ha ofrecido un tejo que tiene en su propiedad, de unos tres metros de altura, que tras cumplir rigurosamente las exigencias legales, será trasplantado en sustitución del pino sustraído.
