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PEDRO CARRILLO | Barítono, hará el papel de Scarpia en la ópera "Tosca", en el auditorio de Pola de Siero, el viernes 17

"El público español ve al artista, no te compara y es muy cálido"

"Me encanta ser el malo, y creo que Scarpia es el más malo de todos, uno de esos malos encantadores"

Pedro Carrillo.

El venezolano Pedro Carrillo actúa el viernes 17 en el auditorio de la Pola. Será el encargado de hacer el papel de Scarpia en la ópera "Tosca". Carrillo tenía algo menos de doce años cuando vio en la televisión a Luciano Pavarotti y Renata Scotto interpretando "La Gioconda" y se dijo a sí mismo: "eso es lo que yo quiero hacer en la vida".

- ¿Cómo se tomaron sus padres su decisión?

-Yo vivía en Venezuela, donde venían compañías pero no había ninguna escuela ni nada. Ellos se reían, mi mamá me dijo: "bueno, si estás loco, ya veremos". Pero yo seguía fijo con la idea. De aquella tocaba el clarinete en la orquesta infantil de Venezuela, pero cuando pude estudié con la idea fija puesta en ser cantante. También hice teatro para aprender a actuar, y es verdad que por mucho tiempo el teatro me raptó. Pero el canto estaba allí siempre y cuando tuve que decidir dejé el teatro y aquí estoy.

- ¿Cree que parte en desventaja por nacer en un país con menos tradición en esta disciplina?

-Por supuesto. Allí había un tímido movimiento de ópera, con cantantes muy válidos, pero era muy pequeño. Pero yo tuve la oportunidad de ver en directo a grandes cantantes como Plácido Domingo o Montserrat Caballé y con ellos pude entonces nutrirme de mucha calidad. Después llegó la crisis económica y en cierto modo fue una ventaja, porque los de casa tuvimos que asumir los roles principales. Fue un poco el destino el que me puso las piezas necesarias para poder ser un cantante serio. Aunque llegó un momento en el que tuve que salir a Europa. Necesitaba seguir creciendo y la política cerró muchas puertas.

- De niño escuchó a Pavarotti pero al final no fue tenor, sino barítono.

-Yo empecé como tenor, porque tenía la voz muy clara, pero para mí aquello no era una buena noticia. Los roles que me gustaban eran los de barítono porque eran los más actorales, más teatrales, y los que tenían más para sacarles a nivel interpretativo. Yo no me sentía identificado con el tenor. Pasé años intentando ser tenor, pero era muy deficiente, y cuando entendí que mi camino era otro fue una gran noticia. Eso, aparte de que la carrera de los barítonos es más larga, más flexible a nivel de repertorio y un poco más tranquila. Yo estoy contento ahora de no estar en la lista de tenores.

- Suelen hacer mucho de malos, y el Scarpia de "Tosca" es un buen ejemplo. ¿Cómo ve al personaje?

-Sí. Me encanta ser el malo, y creo que Scarpia es el más malo de todos. Yo me divierto mucho. Es un rol que hago desde hace diez años. Al principio lo hacía mucho más oscuro, pero ahora se está transformando en uno de esos malos encantadores, que son más crueles aún porque no te esperas su crueldad. Es muy interesante cómo los roles crecen contigo y con tu experiencia.

- ¿Tiene algún personaje favorito entre las óperas que suele representar?

-Me es muy difícil elegir un papel concreto. Scarpia, por ejemplo, me gusta mucho. Otro es "El Barbero de Sevilla", siempre me ha gustado hacerlo porque te mantiene la voz sana, pero el rol que para mí es referencial, que lo visito todos los años y que escuchaba desde que tenía cinco años, es "Rigoletto".

- ¿Qué opina del público español?

-El público italiano viene muy cargado de referencias, y a veces hace comparaciones injustas. El español viene a ver el espectáculos, ve al artista, ve el producto que se está representando. El Italia tienden a compararte, pero aquí, a pesar de que ha habido grandes cantantes, no lo suelen hacer. Y aunque es distinto en unos sitios y otros, en general es muy cálido.

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