"Pensé que eran ratas o un jabalí herido, pero resultaron ser once crías abandonadas". Así narra la vecina de La Fresneda Reyes Rosselló el episodio que vivió el martes a las cinco de la tarde cuando su perra, una hembra de galgo llamada "Lía", se desvió de su camino para acudir en auxilio de unos extraños bultos que resultaron ser unos pequeños mastines nacidos hace apenas unos 40 días.

Los cachorros se encontraban en una zona apartada del camino de La Belga y podría llevar días allí. "La hierba estaba muy pisada y nada más que les acerqué el pienso varios se tiraron como locos a por él", explica Rosselló, que tuvo que insistir para alimentar a dos ejemplares que "no sabían todavía comer".

Si bien en un principio se localizaron once crías, cuatro machos y siete hembras, ayer mismo aparecía en las proximidades del hallazgo un duodécimo ejemplar fallecido que podría haber perdido la vida por la falta de alimento e incluso por el frío al separar del resto de sus hermanos.

Nada más asegurar la supervivencia de los animales, la propietaria de "Lía" se centró en buscar un destino para los mismos. Cometido que quedó allanado, gracias según la vecina a la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA al dar difusión del suceso en su edición digital. "Hoy por la mañana ya se llevaron a tres, otros tres están apalabrados y el resto se irán al albergue de la protectora Más que Chuchos de Oviedo", apuntaba esta amante de los animales.

Un suceso que no pilla por sorpresa a una mujer que asegura que no es la primera vez que encuentra cachorros muertos de esta especie por la zona y por ello aprovecha a hacer un llamamiento a la cordura. "La solución a estos episodios es la castración", dice una Reyes Roselló que recuerda que por cada perro comprado fallecen cuatro en albergues de protectoras y por ello invita también a adoptar en vez de a generar más abandonos como hizo ella con sus siete perros.

Comportamientos vistos por muchos como un manifestación del maltrato animal que recientemente contó con otros episodios en el concejo, concretamente en Lugones, donde la asociación Amigos de los Perros denunció esta semana la muerte el 6 de marzo de un perro por disparos de balines y la pérdida de un gato en febrero por circunstancias similares.