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Valdediós, a flote con las monjas

Las carmelitas samaritanas elaboran más de cincuenta productos entre comida y cosmética que venden para "conservar y mejorar" el edificio

La hermana Fátima, con parte de las galletas que elaboran. P. M.

Cualquiera podría pensar que la vida en el monasterio de Valdediós, en Villaviciosa, es demasiado tranquila. Pero nada más lejos de la realidad, ya que las trece carmelitas samaritanas del Corazón de Jesús que lo habitan no paran de trabajar. Elaboran más de cincuenta productos artesanos entre los que hay treinta tipos de mermeladas, cuatro patés y cremas, siete tipos de galletas y una docena de productos cosméticos.

El edificio, con 5.600 metros cuadrados construidos, conlleva un mantenimiento muy costoso. Venden en la tienda del monasterio, en su web (elbazardelconvento.es) y también han empezado a estar presentes en mercados y ferias como la que este fin de semana tendrá lugar en el mercado de abastos de Villaviciosa.

Venden lo que elaboran con sus propias manos y lo que sacan lo destinan a "mantener y mejorar Valdediós", explica la madre superiora, Olga María del Redentor. En las manufacturas están implicadas las trece hermanas que en la actualidad viven en Valdediós. Todas hacen de todo, pero algunas están más especializadas, como el caso de la hermana Verónica, que se ocupa de los cosméticos. "La gente nos habla de recetas, las probamos y a veces las cambiamos un poco", explica antes de apuntar que el ungüento de romero es de los más exitosos. En el entorno del monasterio recogen esta y otras plantas como la hiedra o la manzanilla, con las que luego elaboran sus productos: jabones de todos los colores y aromas o barritas hidratantes de labios y pies son algunas de sus propuestas. "En Valladolid bordábamos y hacíamos bisutería, pero aquí rápido nos dimos cuenta de que se demandaban cosas de comer", explica la superiora antes de enumerar algunos de sus productos. El paté de cabrales a la sidra es el que más triunfa, pero el público aún no conoce su crema de queso y dátiles, la de garbanzos o su mermelada de vino dulce. "Siempre se asocia monjas a galletas, pero nosotras hacemos muchas cosas saladas", explica la madre Olga María antes de destacar que los amantes del dulce también podrán encontrar pastas y bombones hechos por las hermanas.

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