La fiesta del Cristo del Agua, aunque empezó muy modestamente, a partir de la construcción del depósito de agua y la capilla, pronto se convirtió en todo un acontecimiento, y durante décadas las carrozas fueron protagonistas indiscutibles de la cita festiva. La gente subía al prau de la fiesta, situado junto a la capilla y el depósito de agua, subida en las carrozas, que podían ser de motivos asturianos o bien más "modernos", y casi siempre con toque humorístico, y que fueron tiradas por bueyes y, más tarde, por tractores. Muchas generaciones de la parroquia de Lieres se subieron en esas carrozas.
La fiesta tuvo mucho seguimiento casi desde un principio, y ha sido muy querida por los vecinos. El Cristo del Agua falló solo unos años desde sus inicios en 1966 y siempre volvió.