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De cómo el arte arrastró a Mone Alonso

El poleso abrió a finales del año pasado un estudio para comercializar sus artefactos, obras pictóricas con un sello personal

Mone Alonso, con uno de sus cuadros detrás. MANUEL NOVAL MORO

El poleso Mone Alonso estudió para Ingeniero Técnico Medioambiental, y también hizo cursos de agricultura ecológica, pero la vida le llevó por otros derroteros. Después de trabajar en campos muy diversos, acabó siendo arrastrado por el arte. El dibujo y la pintura habían sido su afición durante mucho tiempo. Desde que copiaba los dibujos de los comics de Sandman o Promethea, hasta que, más tarde, viviendo en Inglaterra sin televisión, se dedicaba a dibujar en sus horas muertas. También se formó con varios profesores, que le enseñaron durante varios años técnicas de pintura clásica y expresión artística, y todo ello derivó en un trabajo que ha ido poco a poco seduciendo a los amantes del arte.

En noviembre del año pasado, abrió un pequeño estudio, Artefactos Mone, en la plaza de Les Campes de la Pola, donde parte de su obra puede verse desde la calle. Por el día y por la noche.

Su relación con la pintura ha sido muy fructífera desde siempre, a pesar de que el entorno no ayuda demasiado. "Tenemos un concepto de pintar muy malo; yo empecé a copiar cómics y, como yo, podría hacerlo todo el mundo, se puede hacer; el problema con esto es que a un niño que no sabe hacer nada lo pones a pintar un árbol, que es muy difícil; es como si antes de saber tocar un instrumento le dices que toque una canción de los Rolling Stones, nadie sabe hacer nada al principio, hay que aprender", sostiene.

En su caso, aunque tenía facilidad para el dibujo -era la asignatura en la que sacaba mejores notas- ha sido, sobre todo, cuestión de oficio, de dedicarle horas y más horas y de tener la mente siempre abierta. La dedicación al arte surgió de la creciente demanda de sus obras. Hizo sus primeros cuadros y empezaron a gustar en su entorno. Se los empezó a solicitar gente conocida. Comenzó también a exponer sus obras con mucha aceptación, y los encargos aumentaron. Cuadros, cabeceros de cama, artefactos que, según sus propias palabras, ayudan a "hacer las casas y los interiores más amenos".

Mone Alonso no busca la belleza en lo que hace. "Yo busco siempre historias, y lo saben quienes me conocen, en todos los cuadros que pinto tiene que haber siempre una historia", asegura.

Y sus influencias tampoco quieren ser convencionales. Le interesan artistas poco conocidos -o al menos lejos de la idea de grandes estrellas del arte- y no solo los de su disciplina. Sus vecinos poetas y músicos también le ayudan a crear en un clima más propicio.

Y en cualquier caso, no deja de mirar a su entorno. Le gustan "los paisajes, las playas, cosas muy de aquí", y trata de plasmarlos en unas imágenes que siempre son personales. Últimamente trabaja mucho el blanco y negro. Pinta en blanco sobre fondo oscuro, pero esa nunca es su única opción. Si le encargan un cuadro colorido, se vuelca con el color. Lo importante es que cada artefacto lleve su sello y su amor por lo que hace.

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