Ceferina Menéndez tiene claro que para ser centenaria el secreto está en comer un plato de comida, a ser posible pote, y prescindir de los medicamentos. Al menos, a ella le sirvió para llegar a los noventa y nueve fresca como una rosa. Los cien los cumple en julio. Menéndez fue una de las cuatro homenajeadas ayer en el Teatro Prendes por ser una de las mayores del concejo. A su lado, Pilar Fernández e Inés Braña. Luisa García no pudo asistir a la cita con sus convecinos.

Pilar Fernández nació en Tineo, se trasladó joven a Gijón y desde que se casó vive en Carreño. Ahora tiene 102 años recién cumplidos el pasado martes. Cuidó de la huerta, del ganado, de las ovejas... y siempre tiene un hueco para sonreír. Junto a ella está Inés Braña, natural de Folgueira, junto a Villanueva de Oscos, y carreñense desde hace mucho. Cumple el siglo en diciembre y afirma con rotundidad que "está preciosa". Afirma que todavía le quedan años por cumplir y lo dice con vitalidad, sentada en una de las butacas del Prendes, momentos antes de que comience el acto. Ceferina Menéndez se crió en Villalegre y cuidó ganado, la huerta y lo que le echaran. "La verdura ye muy buena", comenta tras recomendar el pote e insistir en que los medicamentos no son buenos compañeros de viaje.

El homenaje comenzó poco después de las ocho de la tarde. Alain Fernández, director del teatro, ejerció de maestro de ceremonias en un homenaje en el que estuvo presente la consejera de Servicios y Derechos Sociales, Pilar Varela; la alcaldesa, Amelia Fernández, y la concejala de Cultura, Cecilia Tascón, entre otras autoridades.

Tras la proyección de un video de las homenajeadas y las pertinentes lecturas de este tipo de actos protocolarios, las tres cargos públicos entregaron varios detalles a las centenarias. También hubo tiempo para cantarle el "Cumpleaños feliz" a Pilar Fernández por su reciente efeméride.

El acto fue despedido por el cantautor y guitarrista Pipo Prendes, acompañado por su hija Claudia, y concitó numerosos aplausos en una jornada en la que ensalzó la intensa labor desempeñada por las cuatro mujeres que tienen el siglo cerca y que se han convertido, con sus cuidados y ganas de vivir, en las güelas de Carreño.