La perfumería de la franquicia If de la Pola en la que se perpetró el último hurto por el que detuvieron a dos mujeres integrantes de la banda gallega ha sido víctima de numerosos robos, además de las sustracciones que a menudo suelen sufrir estos establecimientos.

En este caso, se trata de delitos más graves, puesto que se llevan mucho material y, además, suelen causar destrozos. En el periodo de un año, la tienda sufrió nada menos que cuatro asaltos. Los ladrones, normalmente organizados en bandas, solían destrozar las puertas, sustraer rápidamente el mayor número de productos posible y salir a toda prisa en un vehículo que les estaba esperando, ya arrancado, en el exterior.

Dos de esos cuatro robos llegaron a perpetrarse la misma semana. "Primero entraron por la puerta de atrás y se llevaron lo que estaba cerca, y a los pocos días entraron por la de delante para llevarse más; estábamos desesperadas", relató Ana Lequerika, una de las responsables de la franquicia.

En estos casos, hacen tanto daño los destrozos como el robo del material. La perfumería es un sector muy goloso para los ladrones, que después venden los productos en mercadillos y ferias.