El enólogo gijonés Germán R. Blanco impartió recientemente un curso de cata de vinos en la Fundación Consuelo de Ferrera donde hizo valer su experiencia como productor de vino en La Rioja, El Bierzo y la Ribera del Duero.
- ¿Cómo llegó al vino?
-Un día en una cata de vinos me intrigué, empecé a hacer preguntas y una cosa llevó a la otra. Yo soy de primera generación. En mi familia nadie se dedica al vino. Para empezar, alquilé una esquina en una bodega como quien alquila una habitación en una casa, un trozo de viña, y así arranqué con mi sueño de hacer mi propio vino. Han cambiado las cosas; antes, para hacer vino había que ser millonario. Cuando empecé, había una generación muy preparada con muy poco dinero, y así arrancamos.
- ¿Alguno de los vinos que hace es su favorito?
-No. Eres como el padre crítico. Yo siempre estoy insatisfecho. Los enólogos en general siempre pensamos que lo podemos hacer mejor. Y por otra parte, hay que ser humildes, porque yo hago vino una vez al año. Llevo veinte años haciéndolo, y cuando me muera lo habré hecho cuarenta o cincuenta veces. ¿Cómo te atreves a decir que eres un experto en algo que has hecho cuarenta o cincuenta veces nada más?
- ¿Qué le enseña al catador de vinos para que sepa del tema?
-Primero, materia prima. Preguntarse de qué se ha hecho, las variedades de uva. Segundo, la elaboración, que da un resultado diferente: joven, crianza corta, larga, etcétera. Tercero, el momento óptimo de consumo, que en cada botella es un mundo.
- ¿Somos en España prejuiciosos con el vino?
-En España hay cuatro enfermedades: "riojitis", "riberitis", "alvariñitis" y "rueditis". A la gente le cuesta salir de ahí. Creo que hay que esforzarse porque hay vino de otras partes. España es el mayor viñedo del mundo. Y somos afortunados porque hay grandes vinos con muy buena relación calidad precio.
- ¿Qué opina de los vinos de Cangas?
-Creo que hay un futuro excelente. Creo que tienen que pelear menos y bajar más a la viña. Es una zona donde se realiza una viticultura cercana a lo heroico, pero realmente las zonas de vinos más exquisitos son zonas así, climáticamente hostiles. Creo que ahí se pueden hacer los mejores vinos de España. Ya hay gente destacando. Fuera de España los buenos vinos se ven. En Asturias somos especiales a la hora de apreciar lo nuestro.
