"Mejoró mucho la cosa desde que entró él; yo por lo menos lo noto". Así describe Manuel Abaria, vecino del bloque de viviendas sociales de la calle Asturias de la Pola, la irrupción en su vida de Pablo García, el "educador casero" de la Fundación Social Emaús que trabaja desde hace cinco meses en un proyecto pionero promovido por la Dirección General de Vivienda.

Se trata de un trabajo de mediación para mejorar la convivencia y reducir lo máximo posible los conflictos en las 66 viviendas que integran la comunidad, y que acogen a unos 300 residentes. El caso es que su trabajo ya se está empezando a ver. El propio educador subraya que fue bien recibido desde el primer momento, y que entonces ya le plantearon algunos problemas que se daban, como "la falta de compromiso de limpieza de algunos vecinos, la presencia de menores en los trasteros o quejas por jóvenes que se juntan en el patio y ponen la música alta".

Su labor ha sido tratar de acabar con estas molestias y conseguir que los vecinos se respeten mutuamente, y aunque todavía hay mucho que andar, lo cierto es que la presencia en los bloques de Pablo García ha ayudado a que muchos de estos comportamientos desaparecieran.

Para Pablo García, la clave para que lo acepten los vecinos está en "el diálogo y el buen humor", y también "conocer a las personas y que te tomen en cuenta". Y aunque hay gente que lo llama "el policía de Vipasa", él trata siempre de desmentir esa imagen y ofrecer diálogo y una actitud siempre constructiva.

Además del trabajo de mediación, ha contribuido también a mejorar las condiciones del inmueble, por ejemplo, retirando grandes cantidades de basura acumulada.

Y aunque en el bloque no todo el mundo está de acuerdo con su trabajo -es imposible contentarlos a todos en cualquier ámbito- la mayoría ven con buenos ojos su trabajo.

Dorita Sandino, por ejemplo, asegura también que "desde que está el, se nota". En su caso, tenía problemas con algunos vecinos que se han reducido de forma considerable gracias al trabajo del mediador.

Porque la convivencia, a veces, se resiente. "Yo me llevo bien con la gente, pero hay veces que chocas; yo creo que los jóvenes deberían integrarse más", sostiene Manuel Abaria. Desde hace un tiempo, una vivienda que quedó libre en uno de los portales se ha habilitado como punto de encuentro.

El director general de Vivienda, Fermín Bravo Lastra, se mostró ayer satisfecho con los resultados que está dando el proyecto en una visita al punto de encuentro, al que acudió también personal de los Servicios Sociales de Siero, que colaboran en la iniciativa. Aseguró que la iniciativa ha sido muy bien acogida y valorada, y su éxito ha dado pie para que se desarrolle próximamente en otras localidades.