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El criador Mel Amandi Bada aumenta el cupo de "superasturcones" en Villaviciosa

"El secreto es tratarlos con mimo", dice de los cuatro ejemplares que arrasan en los campeonatos y que están a punto de parir

El criador Mel Amandi Bada aumenta el cupo de "superasturcones" en Villaviciosa

Los "superasturcones" pastan en Villaviciosa. Allí vive el criador Mel Amandi Bada, quien asegura que el truco para arrasar en los mejores certámenes de promoción de la raza autóctona es "cuidar a los animales con mimo". Los cruces genéticos también hacen mucho. "Que tengan una buena morfología es fundamental: oreja y cabezas pequeñas, sin blanqueces, perfil subcóncavo y patas finas", subraya este vecino de Tornón.

Su consejo no es baladí si se tiene en cuenta que en agosto subió al podio a media manada en el Certamen de Ganado de San Agustín de Avilés, que con 135 años de trayectoria es uno de los más prestigiosos del país. Entonces "Aranda" fue proclamada vencedora absoluta de la prueba y sus compañeras "Cubera" y "Triba" la siguieron en el ranking de "superasturconas" al obtener un nada desdeñable 2.º y 3.º puesto. Al olimpo de los campeones del certamen avilesino ascendió también en la categoría de machos adultos su semental "Redeñu", mientras que "Bren-Bren" quedó segundo.

Los innumerables premios que consiguió en concursos como el de Posada de Llanes son, según Amandi, un aliciente para seguir trabajando en pos de la recuperación de la raza autóctona de ponis, que desde hace años se encuentran en peligro de extinción.

El maliayés lamenta la fama de temperamento salvaje y bravo que se le atribuye a los ponis autóctonos.

"Una vez domados no hay animales más nobles", afirma el criador, que está a punto de aumentar la familia de "superasturcones": tiene catorce ejemplares y cuatro de sus hembras están preñadas.

Amandi forma parte de la Asociación de Criadores de Ponis de Raza Asturcón (ACPRA) y considera que certámenes como el de avilés sirven para promocionar las bondades de la raza, a saber: son inteligentes, cuentan con gran capacidad de aprendizaje, ayudan en tareas del campo como el tiro de carros y sirven para hacer hipoterapia con niños y mayores, entre otras cosas.

El criador adquirió por "hobbie" los primeros tres ejemplares hace casi dos décadas en Teverga. Ahora saca adelante la manada con la ayuda incondicional de su hermana Ana. "No es fácil, su mantenimiento requiere un gran esfuerzo humano y económico, por eso no sé si podré acudir a la siguiente cita en Cangas del Narcea: queda lejos y son muchos los días que hay que pasar allí".

Mientras tanto, Amandi disfruta de su jubilación en Villaviciosa en compañía de unos animales que considera "únicos" en el mundo. No sólo porque son de los ponis más antiguos y puros del mundo. También por su asombrosa capacidad para adaptarse a los climas más hostiles y habitar en las montañas más escarpadas. "Los míos viven a cuerpo de rey. Van a un par de concursos o tres al año y el resto del tiempo lo pasan en las fincas familiares, donde no les falta de nada", asegura mientras acicala la frondosa melena de su campeona "Aranda".

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