La cosecha del kiwi en Pravia y el resto del Bajo Nalón -una de las comarcas puntera en la producción de este fruto en Asturias- está a punto de comenzar. Los frutos aprovechan el frío y el agua de los últimos días para su estirón final y llegar al punto óptimo de dulzor para ser recogidos.

Los kiwicultores de la zona -pionera en los 80 en la plantación del fruto- comenzarán la próxima semana su recolección, que podría llegar con un descenso ligero de la producción, en torno a un diez por ciento, a cuenta del cambiante tiempo que hizo en los meses de marzo y abril, cuando la planta está a punto de florecer.

"Marzo vino muy caliente y luego en abril hubo mucho viento seco y muy fuerte, que no le viene nada bien a los kiwis", explica Ángel Cuesta, uno de los introductor del kiwi en Asturias en 1986 y productor con 22 hectáreas en el Bajo Nalón y Corvera. Y es que las plantas necesitan entre 800 y 1.200 horas de frío para iniciar su crecimiento en óptimas condiciones. La que no ha afectado a las producciones es la sequía del pasado verano gracias al regadío y a que "llovió poco, pero no hizo mucho sol", detalla.

En los últimos días analizan casi a diario los frutos para determinar los grados Brix que contiene, que son el parámetro que determina el sólido soluble del kiwi, conocido popularmente como el azúcar. Es necesario que lleguen a los 6,3 grados Brix para poder ser retirados de la planta, aunque los kiwicultores esperan que alcance los 7 grados Brix para dar así una mayor dulzor al fruto.

Para cumplir con la mejor calidad, en las fincas de Cuesta se analizan varias piezas de cada parcela de las fincas que tiene en Repollés, Peñaullán y Trasona (ésta última en Corvera).

Otros de los factores que marcan la recogida son la materia seca, es decir, la cantidad de carne que tiene el kiwi; y la dureza, que se mide con un penetrómetro. Una materia seca que crece en los últimos días ya que el frío es su mejor aliado. "Dejamos que la planta se vaya frenando y con el frío va cogiendo materia seca pero estamos muy pendientes del tiempo y de que no haya ninguna helada", comenta. Esta temporada los frutos llegan carnosos pese al descenso de producción y mantienen los calibres habituales, desde los 68 a los 145 gramos por pieza.

Además, Cuesta confían en el añadido de calidad que dan las vegas de los ríos Nalón y Narcea, por el ph del terreno, que lo convierte en "un suelo ideal" para el kiwi. Unas condiciones climáticas en el Bajo Nalón que hacen destacar sus frutos en el mercado respecto a otros competidores como Galicia, que "producen menos kilos por hectárea y son frutos más pequeños".

La zona cuenta con alrededor de 120 hectáreas en producción que suponen el 60 por ciento de la producción regional y a las que habrá que sumar las 15 hectáreas que han plantado en La Rodriga (Cornellana), que será productiva en unos años y que demuestra que el kiwi es un sector de desarrollo agroalimentario en la zona, tal y como soñó en la década de los ochenta del siglo XX Cuesta, cuando trajo el fruto de las Antípodas y lo plantó en Pravia. "Siempre soñé con ver la vega llena de kiwis, lo cierto es que reunimos muy buenas condiciones", asegura.

Un desarrollo que se nota en la empleabilidad de la comarca pese a la estacionalidad de la producción ya que las empresas comienzan a necesitar operarios durante todo el año para realizar otro tipo de trabajos como podas o nuevos amarres; así como tareas de envasado y empaquetado. En el caso de Ángel Cuesta, éste emplea a treinta personas.

Los kiwis del Bajo Nalón serán recogidos en la próxima semana y pronto saldrán al mercado o se mantendrán refrigerados para ir cubriendo la demanda durante todo el invierno en competencia con los originarios de Francia y Grecia y hasta la llegada de los frutos del hemisferio sur, en primavera.

Y parece que los precios beneficiarán a los productores pese a la merma en cantidad por el buen tamaño de los frutos. En el supermercado, los precios se mantendrán en las cifras del año pasado.

El tiempo es el mayor enemigo de los agricultores pero parece que este año, pese a los vientos cálidos del mes de marzo, se mantendrá la buena marcha de las producciones de kiwi del Bajo Nalón.