Dolores Álvarez Costales puede presumir -pero no lo hace- de ser la agricultora de Villaviciosa que más premios acumula esta temporada por su buen hacer en la huerta. Al primer puesto obtenido este domingo en el certamen de la castaña de Arriondas le preceden otros tantos en las jornadas de las fabas de Villaviciosa, el del Certamen de la Huerta de Posada de Llanes o el de la Feria del Campo de Gijón, por poner algunos ejemplos. "Los galardones reconfortan y animan a seguir trabajando" apunta esta vecina de Candanal, que heredó la afición por el campo de su madre, Merce Costales.
Para Álvarez coger la fesoria es sólo una afición que completa sus ingresos y que comparte con algunos empleos temporales. El truco para tener una "superhuerta" de campeonato está, según su versión, en dedicarle mucho tiempo a la cosecha. "Aquí no hay vacaciones", cuenta la joven, que vende la mercancía en los mercados de Villaviciosa y Gijón.
La máxima preocupación de la maliayesa es ahora lidiar con el tiempo "que viene un poco loco" y mengua alguna de sus producciones estrella como las calabazas. "Que llueva mucho es fundamental", asegura.
La agricultora calcula que la sequía que asoló en los últimos meses a toda la región redujo hasta un 50% el género. Productos frescos como la lechuga, el repollos o las berzas son los que más aceptación tienen entre el público.
"Hay buena demanda, aunque a veces a la gente le cuesta rascarse el bolsillo. Un kilo de tomates de fuera puede costar un euro y los míos dos euros y medio o tres, pero el sabor y la calidad es infinitamente mejor", defiende.
A sus 35 años Álvarez asegura que el campo es una buena salida para los jóvenes desempleados, aunque matiza que hacen falta ayudas y más formación.
La innovación es otro de sus pilares fundamentales con la introducción de nuevos productos como el tomate azul de Bolivia, ya agotado y que gozó de gran aceptación del público este año.
