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Un mundo de acordeones en Grado

"Es el piano de los pobres", resume Felipe Rubial sobre el instrumento El coleccionista los exhibe por épocas y países en la capilla de los Dolores

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Felipe Rubial con su colección de acordeones en Grado

Un acordeón del ejército nazi, la trikitixa vasca, el saratovskaya, bandeones y concertinas o el schrammel son algunos de los instrumentos que hay expuestos en la capilla de los Dolores de Grado. Un total de ochenta acordeones de distintas épocas y países propiedad del berciano afincado en Grado Felipe Rubial, y que son un auténtico paseo por la historia del instrumento, desde su invención hasta la actualidad. Una colección que destaca por su variedad pero, sobre todo, por los conocimientos de su propietario, que comparte con todo aquel que por allí pasa: "El acordeón fue un boom, con una tecnología de vanguardia que irrumpe y comienza a proliferar, entró directo en la cultura popular", afirma.

Parece ser que fueron los chinos los precursores del instrumento, conocido como "sheng", que utiliza el viento pero tiene el mismo funcionamiento que los acordeones, con sistemas de lengüetería libre. "Pienso que los rusos lo tuvieron antes por la cercanía con China, pero históricamente Europa es el lugar de invención, con una patente de 1829, un acordeón de Austria con cinco notas diatónicas y un fuelle muy rudimentario", explica.

Unos acordeones que rápidamente entraron en las vidas de los europeos, que los adaptaron a sus músicas populares, por ser "transportable y parecido al piano, podríamos decir que es el piano de los pobres", comenta. Es en 1867 cuando hay un avance tecnológico e irrumpen los acordeones cromáticos, es decir, con todos los tonos, ya que los diatónicos no tienen distintas afinaciones.

Surge en Italia, que es el país que lidera hasta hoy la fabricación, ya que los alemanes sólo mantuvieron la industria Honner tras la Segunda Guerra Mundial. "El mejor y más bonito acordeón lo hacen los italianos, que se llevan la palma, además cada acordeón tiene un dibujo que es su sello de identidad y define al fabricante, la mayoría de los antiguos contienen incrustaciones en nácar", comenta Rubial, quien repara con paciencia los acordeones que adquiere, sin sustituir materiales ni alterar su estructura. "Es muy importante mantenerlo, a veces es mejor no repararlo para no estropear su esencia".

En la exposición, los visitantes encontrarán acordeones de Alemania, Rusia, Francia, China, Vietnam, Austria, Italia, España, Bélgica, Suiza y Argentina. Cada instrumento tiene su peculiaridad por lo que la visita se alargará una hora, por lo menos. "El Garmoshka es ruso como el saratovskaya, pero éste tiene timbre, en cada zona de Rusia tiene alguna peculiaridad". Tampoco dejan indiferentes los bandeones y concertinas que se emplean para la música de tango, esa que tanto le gustaba al economista local Valentín Andrés. O las flutinas francesas que son modificadas y patentadas por Estados Unidos, sin olvidar los melodiones, que se acompañan con guitarra y triángulo en Québec (Canadá).

"En Austria está el schramel, exclusivo de allí, y el acordeón alpino que comparten con Suiza, Alemania e Italia, tiene unos bajos que recuerdan el sonido de la tuba y están fabricados con madera noble, treces voces y cromados, suenan parecido a la trikitixa vasca". Es en Euskadi donde Rubial ubica el principal foco de afición al acordeón. Otra de las piezas destacables es el örgeli de Suiza, que sólo se toca en una determinada zona del país.

Un sinfín de detalles que Rubial explica con auténtica pasión a los visitantes, que podrán acceder a la muestra de lunes a viernes, de 18 a 21 horas, y los domingos, de 12.30 a 14 horas. Asimismo realizará diversos talleres con los escolares del concejo y se pueden concertar visitas guiadas. Todo para dar a conocer a la historia y características del acordeón, un instrumento muy presente en la música tradicional asturiana.

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