Begoña Fernández Vaciero, socia de la empresa Vaciero y experta en procesos de sucesión en la empresa familiar, protagonizó ayer una jornada sobre el futuro de la empresa familiar en las instalaciones de Asincar, en Noreña.
- La empresa familiar tendrá sus pros y sus contras. ¿Cuáles son las ventajas?
-Sobre todo, que el compromiso de las personas de la familia con la empresa es mucho mayor, y su visión es mucho más a largo plazo. Por lo que uno lucha más es por lo suyo, es normal que se comprometan más y que tengan una vocación de permanencia. Pero lo curioso es que el compromiso suele trasladarse a la plantilla, se contagia, y en muchas de estas empresas trabajan padres e hijos. Se trazan vínculos muy fuertes
- ¿Pueden ser esos vínculos una desventaja?
-Sí, porque no todo el mundo está preparado, y pueden caer en lo de "como es mi hijo, se queda al frente", y si esa persona no tiene capacidad de liderazgo, la empresa peligra. Si no es una empresa familiar, se puede contratar a un ejecutivo que mantenga más la objetividad. Pero puede darse que el pariente que herede la empresa se quede al frente de la gestión y no sepa liderar o emprender, saber qué es lo mejor para la empresa.
- ¿Y qué ha de hacer el empresario para saber si deja la firma en buenas manos?
-Hay que reflexionar con tiempo, preparar una hoja de ruta y un plan de sucesión. Y no dar por supuesto que, porque tienes hijos, ya está la sucesión garantizada.
- Porque si no lo está, la empresa peligra, ¿no?
-Claro. Para llevar una empresa se necesita capacidad para gestionar y dirigir, recursos técnicos y de dirección y otros más humanos como la empatía, la capacidad de liderazgo y el espíritu emprendedor. Y está la motivación.
- ¿En qué sentido?
-Podemos imaginarnos a alguien que tenga todas las cualidades para llevar la empresa pero no tenga ningún interés porque lo que le gusta es otra cosa.
- Usted habla de cómo mantener la empresa, pero también de, llegado el caso, venderla.
-Sí. El empresario tiene que hacer un análisis de lo que es bueno para su familia, desde el punto de vista de la viabilidad, si cuento con un equipo profesional o si quien me sucede va a tener que hacerlo todo porque así es como trabajo yo. Si no se dan las condiciones idóneas para la sucesión o también si el mercado hace difícil la continuidad, puede ser mejor vender. No hay una receta. Depende mucho de cómo sea la empresa, de cómo sea la familia y de las circunstancias del mercado. Eso sí, cuanto mayor sea la empresa, más fácil es planificar una sucesión, porque hay hecho un organigrama más grande.
- ¿Es hoy más difícil llevar una empresa familiar que hace 20 años?
-No. El tejido español está formado en su mayoría por pymes y micropymes, aunque es verdad que para las empresas pequeñas el tamaño les da un problema de competitividad. En otros países las pymes son algo más grandes.