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El flan pepito, la receta más dulce de Pravia, se resiste a desaparecer

El postre, de gran éxito en el siglo XX, sólo se sirve por encargo y en locales contados

Sofía Fernández, con el flan pepito en Pravia. SARA ARIAS

Es uno de los secretos mejor guardados por los pravianos. Incluso un desconocido para muchos de ellos. El postre conocido como "flan pepito" es una laminada de manual. Muy dulce y con un importante aporte calórico que hace las delicias de cualquier amante de los postres. Es una receta antigua de Pravia, de la que desconocen su origen, y que se convirtió en un éxito en las pastelerías y restaurantes de la villa a lo largo del siglo XX. Hoy en día se consigue sólo por encargo en algunos establecimientos ya que son pocos los que saben llevar a cabo la receta.

"A mí me la pasó una tía de mi marido, Emilia Cuervo, de Casa Juan de la Tuca de Beifar, ella la recibió del hostal Sagrario de Pravia, de Gerardo Sagrario", comenta Sofía Fernández, cocinera en Pravia y que mantiene viva la receta. Ésta se ha de comenzar con un día de antelación pues es necesario refrigerar algunas preparaciones. Lo primero es disponer de los ingredientes que deben ser de primer calidad el flan pepito tenga su característico sabor y textura.

La receta se divide en tres. Por un lado el relleno, por otro el bizcocho y, por último, las natillas, que serán las primeras en elaborarse para que estén frías en el momento de comerlo. Se necesitan doce yemas de huevo, 400 gramos de azúcar, un litro de leche y un palo de canela. "Se baten las yemas con el azúcar y un poco de leche, el resto lo pongo a calentar con la canela, que se le irá añadiendo mientras se hacen al baño maría y estarán listas cuando desaparezca la espuma y tengan una textura menos líquida", explica. Y a la nevera.

También es necesario iniciar el relleno, para el que son precisos 350 gramos de mantequilla, otros 350 gramos de azúcar glas y la misma cantidad de almendra marcona. Y llega el momento de la preparación final.

Lo primero es hacer un bizcocho con cinco huevos, cinco cucharadas de azúcar y otras cinco de harina: "Hay que separar las yemas, que se apartan, y las claras, que se baten con azúcar hasta dejarlas a punto de nieve, luego se añaden las yemas y después la harina". Mientras también prepara el molde, que engrasa con un poco de aceite y donde espolvorea un poco de azúcar antes de incorporar la masa, que pasará al horno a 180 grados de temperatura durante unos veinte minutos, aunque depende de cada electrodoméstico.

"El molde mejor es rectangular y bajo, aunque depende del que se tenga, lo que tiene es que encajar con la medida del molde de "plumcake", detalla Fernández, quien va cocinando paso a paso con una maestría que sólo dan los años y una limpieza impecable con cada utensilio y las zonas de preparación. Una vez listo el bizcocho se deja enfriar para abrirlo por la mitad y, con el molde de "plumcake" toma las medidas necesarias.

Y es que con el bizcocho recortado forra el nuevo molde, pues ahí es dónde irá el relleno, que tapará después con la parte de arriba, la más horneada. Así es que mientras enfría el bizcocho, Fernández se pone con el relleno. A la mantequilla a temperatura ambiente le añade el azúcar glas y la almendra y remueve hasta que "queda como pomada", detalla. Una vez listo se llena el molde forrado con el bizcocho y se tapa. De ahí, directo a la nevera.

Tras unas horas refrigerado se saca del molde, se espolvorea azúcar glas por encima y ya está listo para comer. El emplatado también tiene su truco y se deberán cortar rajas finas del dulce pues es muy potente y podría empachar. Una vez en el plato, se cubre con las natillas y ya está listo para comer. Y para repetir.

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