"Esto es lo que vale. El futuro". Son las palabras que le dedica Teresa Ardura -la artesana de Güevos Pintos más veterana de la Pola, asegura, tras "40 años pintando"- a la que se postula como una de las más jóvenes, Mar Cichy Fernández. Tiene 11 años y ayer vendía sus creaciones en un puestín situado junto al de su madre, Ana Fernández, de quien ha heredado su arte.

El decorado de los huevos suele ser una tradición familiar, que conoce bien Teresa Ardura. Ya su abuela, Palmira Ornia, los pintaba y la trayectoria artesana de la familia Ardura es conocida en la Pola. "Sigo pintándolos a tinta china y plumín, con motivos asturianos", explicó la continuadora de esta vocación.

"Hoy -por ayer- viene mucha gente que no vino el fin de semana. Además, muchos de los que vienen el fin de semana no conocen la fiesta y los que acuden hoy vienen a disfrutar de la fiesta", apuntó Teresa, en su puesto.

Mar Cichy Fernández demuestra que la tradición de los Güevos Pintos sigue muy viva en la Pola y ella representa el relevo generacional con sus diseños de gatos, Pinón y Telva, y los personajes infantiles de moda.

Juan Huerdo encarna la innovación en este arte. Él ha incorporado la técnica de "batik" a la decoración de los huevos, que es más conocida en los países del este de Europa. Comenzó a aplicarla "hace cuatro años y tiene mucha aceptación". Explica que cubre el huevo blanco con cera de abeja y a la vez lo va decorando. En cada uno emplea unas cuatro horas, por lo que necesita casi un año para tener listos los más de 300 que llevó a su puesto. No conoce a nadie más que aplique esta técnica en Asturias y sólo a una artesana en Madrid.