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La dureza del invierno castigó a la hostelería de Les Campes, salvada por los Güevos Pintos

Los hosteleros de la Pola, con su peor momento en el Domingo de Ramos, esperan que el buen tiempo los ayude a remontar

"Les Campes son como una fiesta de prau, si llueve no hay nadie, y si sale un rayo de sol están hasta arriba". Así describe Luciano Fernández, responsable de la sidrería Manolo Jalín, lo mucho que le influye el tiempo a la hostelería de la popular plaza polesa, y no es difícil imaginarse que el frío y lluvioso invierno haya sido muy perjudicial para los establecimientos. "Este año fue mucho peor que otros años por el mal tiempo; apenas tuvimos un domingo de sol, una tregua de fin de semana que hiciera bueno", dijo Loreto García, de la sidrería El Madreñeru.

Además, se dio otra circunstancia también significativa, que la Semana Santa y las celebraciones que hay a su alrededor, como los Güevos Pintos, llegaron este año en una fecha muy temprana del calendario, varias semanas antes de lo habitual.

Eso provocó, por ejemplo que el domingo de Ramos fuera un completo desastre. "Fue un domingo catastrófico, con inundaciones y todo, cuando es uno de los mejores días del año para nosotros", aseguró Loreto García.

Ramos es, tras la dureza del invierno, el principio de la recuperación, pero en esta ocasión no fue así. Sin embargo, sí hubo suerte con el día de Güevos Pintos, en el que el mal tiempo hizo una tregua y dejó aparecer el sol. Así, se convirtió en uno de los días más concurridos de los últimos años. A esto contribuyó, también que las vacaciones de los niños tocaran también en la semana de Güevos Pintos, y no la anterior. Esto multiplicó la presencia de gente. "Menos mal que se portó el tiempo y nos salvó", dijo la hostelera.

En Les Campes hay bares cuyo fuerte es la terraza y otros para los que no es tan significativa.- Pero, aun así, como explicaba la presidenta de la asociación de hosteleros de Les Campes y responsable de la sidrería La Terraza, Cristina Ordiales, el buen tiempo acaba siendo bueno para todos, porque mucha gente no se acerca por aquí. El sol trae gente y eso nos beneficia a todos.

De la misma opinión es Gumer Fernández, del Pumarín. "Aunque no tengo terraza y la gente viene a comer muchas veces aunque haga mal tiempo, siempre se acaba notando, porque la plaza se llena, tiene más caída y te viene más gente", explica.

Todos ellos esperan, ahora, que llegue de una vez por todas el buen tiempo, porque es a partir de ahora cuando la plaza de Les Campes empieza su apogeo. Otras zonas de la Pola, como La Isla, que tienen también ambiente sidrero, dependen menos del clima porque son establecimientos grandes, sin terraza. Pero Les Campes está siempre a merced del cielo: "a partir de ahora y hasta octubre es cuando hay que ir a tope; esperemos que el tiempo se porte", concluye Luciano Fernández.

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