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Grado despide a su moscón de Antequera

Los vecinos de la villa arropan a la familia de Antonio Pavón Palomo, hijo adoptivo y referente del asociacionismo, "una persona irrepetible"

Los familiares portan el féretro de Antonio Pavón Palomo, ayer, a la entrada de la iglesia de San Pedro, donde se celebró el funeral. S. ARIAS

Un dolor palpable corre por la villa moscona y ayer fue evidente en la despedida que Grado le brindó a su hijo adoptivo Antonio Pavón Palomo, quien falleció a los 78 años tras padecer una enfermedad en los dos últimos años y medio. Los moscones quisieron despedir a "Toni", como era conocido por todos. Un último adiós en la iglesia parroquial de San Pedro a una persona que era querida y respetada de manera unánime por su vocación altruista y asociativa desde que llegó al concejo, el 23 de mayo de 1954, con 14 años, desde su Antequera natal, en Málaga.

"Hay que reconocer el trabajo altruista que ha hecho, algo muy importante en la sociedad; por eso le seguimos dando las gracias, por haber trabajado en ámbitos tan variados como la cultura, el deporte y las fiestas, y haberlo hecho siempre sumando y ayudando. Era de Antequera, pero un moscón con mayúsculas", comentó el alcalde, José Luis Trabanco, quien señaló que el nombramiento de Pavón como hijo adoptivo fue el momento más emotivo de su mandato.

Y es que Pavón estuvo siempre al pie del cañón en todo lo que necesitó Grado. Fundó la asociación cultural "Valentín Andrés" y la de minusválidos "Prámaro", fue presidente de la Hermandad de Santiago y Santa Ana, y cofundador de la Asociación de Afectados por la Retinosis Pigmentaria, enfermedad que le dejó ciego. Pero, sobre todo, Toni era un moscón más. Y de los buenos.

"Es una de las personas más participativas que conozco y un conocedor de Grado, lo sabía todo de la historia y conocía a todos los vecinos, es una persona irrepetible", señaló Aquilino Caramés, directivo de "Valentín Andrés". Todo moscón tiene un recuerdo con Pavón, también afinado poeta. "Desde que llegó a vivir a La Resqueta lo conocí, yo era un rapacín de 7 años y me llevaba por ahí, son mis recuerdos de infancia", dijo Nando D. Arias.

Grado pierde a uno de sus referentes asociativos, que será ejemplo de trabajo y tesón por el bien común entre los moscones, para siempre.

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