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Noreña

Tres capillas y cuatro imágenes para el Ecce Homo

Los noreñenses destacan por la gran devoción al Cristo, explica el historiador Rodríguez Hevia: pese a las vicisitudes de los templos y las tallas siempre se ha mantenido la fiesta

Imagen del Ecce Homo de Noreña. R. M. M.

Noreña ha tenido, a lo largo de su historia, tres capillas y cuatro imágenes del Ecce Homo, prueba de la veneración que se profesa en la Villa Condal a este Cristo, según explica el historiador José Manuel Rodríguez Hevia, quien destaca que la fiesta en su honor tiene mucha devoción. Se celebra el domingo siguiente al 14 de septiembre, que es la Exaltación de la Santa Cruz, salvo que este día caiga en domingo.

"A lo largo de la historia, por distintas circunstancias, existieron tres ermitas y se colocaron cuatro imágenes diferentes y con estilos artísticos distintos", explica Rodríguez Hevia. No se conserva documentación de los orígenes ni de la fiesta ni de la capilla, pues se quemó durante la guerra civil española, en el archivo parroquial. Fue a través del párroco de la época, Ramón Cuervo, y el historiador local Higinio Monte Cuesta, que habían examinado previamente la documentación del archivo, por quienes se conoce que hubo una ermita dedicada a la Soledad, fundada en 1663, aunque en los papeles no constaba la advocación. También se creó la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad.

El historiador explica que la devoción a esta Virgen se debe en España a Isabel de Valois, esposa del rey Felipe II, que la introdujo a mediados del siglo XVI. En las capillas en las que había una cofradía se colocó un Cristo arrodillado con la Cruz a cuestas, "sirviendo ambos de inspiración para las diferentes hermandades que sustentaban estas cofradías", apunta José Manuel Rodríguez.

La de Noreña tuvo gran importancia en el siglo XVIII, pues incluso era dueña de bienes y rentas, no sólo en la Villa Condal, también en otras parroquias limítrofes como Siero. Pero con la desamortización de Madoz de 1855, la cofradía desapareció al pasar sus bienes a la Hacienda Pública y decayó la devoción a la Virgen, pero aumentando la del Nazareno.

"La primera referencia documentada sobre el Nazareno de Noreña es del 17 de septiembre de 1920, según la documentación del archivo parroquial, en el que se habla de la fiesta del Santísimo Cristo de la Soledad de Noreña", explica el historiador. Sobre 1860 ya hay referencias sobre los festejos en honor al Nazareno, "que tenía mucho renombre y era una imagen considerada muy milagrosa", esgrime.

Se celebraban actos religiosos y profanos muy concurridos por los romeros no sólo de Noreña, también de Siero y del centro de Asturias, principalmente de Oviedo y Gijón. "Fue tal la devoción que alcanzó el Nazareno que en 1873, siendo párroco Aquilino Suárez, se estableció la Congregación de Jesús Nazareno", destaca Rodríguez Hevia. Añade que a partir de 1890 fueron unas fiestas "con mucho realce". Pero en la madrugada del 25 de junio de 1901, la ermita de la Soledad, "fue intencionadamente quemada y quedó reducida a cenizas. Sólo se salvó la imagen del Nazareno, rescatada por dos jóvenes que entraron por el tejado", destaca el investigador. Quedaron intactas la cara y la cabeza.

Inicialmente se pensó en restaurarla o adquirir una urna donde guardar sus restos, pero el obispo de entonces, fray Ramón Martínez Vigil, "muy entendido en arte", al considerar que era una imagen que carecía de valor artístico, pues era una popular barroca del siglo XVII, se ofreció a costear una nueva y mejor. La encargó a unos talleres de Barcelona y se inauguró en la fiesta de 1901.

A finales de junio de ese año se inició una suscripción popular para reconstruir la capilla. El entonces arquitecto diocesano, Luis Bellido, se ofreció desinteresadamente a hacer el proyecto de una nueva planta. Una vecina, Eulalia del Busto, donó un solar justo delante de la incendiada. Se inauguró el 18 de septiembre de 1904. Tenía mezcla de estilo neorrománico y neogótico. En 1905 se colocan las campanas y en las fiestas de 1910 se estrenó un retablo neogótico y una marquesina sobre la puerta principal para dar cobijo a los fieles, pues no tenía pórtico, que iban a adorar al Nazareno. Pero el 27 de agosto de 1936, en la guerra, los retablos y las imágenes fueron quemados. Finalizada la contienda en el norte, en la primavera de 1938, se encargó una nueva imagen a un reconocido artista de Compostela.

Se adquirió un retablo barroco del siglo XVIII en Tamariz de Campos (Valladolid), que costeó la cofradía de Jesús Nazareno. Pero el párroco, Alfredo Barral, mandó construir una nueva ermita, más parecida a un santuario y a una iglesia parroquial. El arquitecto local y diocesano, Enrique Rodríguez Bustelo, se ofreció desinteresadamente a realizar el proyecto de una nueva. El derribo y construcción de un nuevo santuario empezaron en diciembre de 1953. Es la que hoy se mantiene en pie y fue inaugurada en las fiestas de 1954. Se encargó una nueva imagen del Ecce Homo al escultor sevillano Gregorio del Amo, que incluía unas andas para llevar en procesión. Fue inaugurada en las fiestas de 1955.

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