Hay talentos que afloran a edades muy tempranas. El de Aida Fernández para la pintura es uno de ellos. Con sólo tres años, su destreza con el lápiz llamó la atención de su profesora de Educación Infantil. Les pedía copiar un cuadro de Joan Miró y ella lo clavó. A los 6 años comenzó a recibir clases de pintura y ahora, con 11, firma su primera exposición en solitario en la Casa de Cultura de Posada, una oportunidad con la que está "encantada" y que, cuando se la comunicaron, "no podía creer".

La joven artista asegura que lo que más le gusta es pintar flores a óleo, aunque dice improvisar al elegir sus siguientes obras que, de momento, no dibuja y elige de entre láminas. También, por supuesto, acepta encargos. Sobre todo para la familia, que tiene sus casas llenas de sus piezas. "Para la exposición hemos tenido que pedir prestadas algunas de las obras", reconoce la pequeña.

Aunque aún le falta mucho para ser "mayor", Fernández no renuncia a que su futuro esté ligado a los lienzos. Reconoce que es difícil, pero no se rinde y asegura que va a intentar vivir de vender sus cuadros. De momento, la menor seguirá centrada en sus estudios, que cursa en el colegio de San Cucao, del que muchos otros alumnos ya han ido a visitar la obra de su compañera, una artista prematura que coge el pincel con total madurez.