El verano festivo ya llegó a Candás. Y el meteorológico asomó un poquito en la tarde de ayer para acompañar el primer festejo del verano, la jira de San Antonio. El prau de Gervasia volvió a ser el escenario del estreno festivo de la temporada, al que los candasinos fueron acudiendo poco a poco, con un ojo en la folixa y otro en el cielo, esperando que el sol que se dejaba ver no fuese un sueño tras varios días de lluvias e inundaciones.

Por segundo año, los encargados de la organización del festejo fueron los miembros de la asociación cultural "L'altu la lleva". Intrigados aún por el rendimiento que se podía sacar al festejo. "El año pasado llovió y vino poca gente", comenta David Muñiz, presidente de la asociación. Este año el sol hacía ser optimistas a los componentes de la asociación, que desde las cinco de la tarde organizaban el bar para recibir a los romeros. "Lo que hay aquí a las cinco y media es lo que había el año pasado cuando estuvo a tope", recuerda Avelino Menéndez detrás de la barra del prau de Gervasia, dispuesto a alimentar y saciar la sed de cuantos candasinos y visitantes se aproximasen. "Es el segundo año y para seguir", comenta. La asociación se hizo cargo porque "esto estaba desatendido". No ocurre tal cosa ahora, con un equipo de camareros con ganas de trabajar. Y de fiesta.

Iván González es el encargado de la subasta del ramu. "Es un fenómeno", dicen sus compañeros. Aunque él atribuye los méritos a los efectos de la sidra: "En cuanto consumen algo de sidra, siempre aparecen los calentucos para empezar a pujar". "Se parte de precios asequibles para que todo el mundo pueda entrar en la puja", comenta David Muñiz. Los beneficios de la fiesta se destinan a "la promoción, difusión y conservación de la cultura y tradiciones de Carreño", dice David. Por ejemplo, colaborando en la noche de San Juan o con las comisiones de festejos de Ambás y Piedeloro. Más fiesta.