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Poesía moscona a flor de piel

Los alumnos del Instituto César Rodríguez emocionan al poeta local Fernando Beltrán con detalles relacionados con una obra sobre su padre

Fernando Beltrán y la profesora de Lengua Marisa García.

Una gabardina, unos caramelos de mentol, pañuelos y unas notas con recados: manzanas y librería Hiperión. Así recibieron los alumnos del Instituto César Rodríguez de Grado al poeta Fernando Beltrán, con una muestra de lo que encontró el escritor en la gabardina de su padre al ponérsela tras su muerte y que inspiró el poema "La gabardina de mi padre". Unos detalles que emocionaron a Beltrán nada más entrar en la biblioteca del centro, llena de trabajos sobre su vida y obra. "Ha sido una experiencia inolvidable, emocionante", afirmó el autor.

Los estudiantes de primer curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) mantuvieron un encuentro con Beltrán, en el que ahondaron en sus métodos de trabajo, los temas que le inspiran y otras cuestiones que llevaban apuntadas en tarjetas. "Los poemas me ocurren, me suceden, no los pienso", les comentó. En la charla, Beltrán les conminó a no creerse nunca los comentarios negativos de los demás porque "uno puede avanzar por el camino que a uno le llame la atención, no os lo creáis nunca porque uno llega donde uno quiera. Me decían muchas veces 'no llegarás a nada' y es algo que pesa mucho y es un lastre". Y recordó que él, a la edad de los alumnos, tenía "muchas dudas y pájaros revoloteando en la cabeza" pero también subrayó que a los 12 años "ya se saben muchas cosas, más de las que uno cree".

Fue a los 14 años cuando comenzó a escribir poesía, "a gritar en los poemas", precisó. Y como esa pasión que le daba "abrigo" comenzó a ser útil para él y los que le rodeaban, se convirtió en su profesión. "La poesía es algo muy hermoso. Se vive de ella, no se come de la poesía, pero yo era un romántico", dijo el autor.

Además de las preguntas con las que interpelaron a Beltrán, los alumnos también recitaron algunos de los poemas que personalizaron y reescribieron a través del poema del autor "La gabardina de mi padre". Un álbum de fotos o una lavadora fueron algunos de los sustitutos de la gabardina y consiguieron emocionar al poeta, quien también leyó para los alumnos uno de sus poemas más conocidos, "La hija del dragón". "Escucharte leer es un auténtico placer", afirmó la profesora de Lengua Española, Marisa García, quien le agradeció la presencia y el cariño mostrado con los alumnos.

Beltrán se fue emocionado. Por los recuerdos que le trajo la gabardina, por el ánimo y disposición de los alumnos por saber sobre su vida y obra y "porque me hizo reflexionar y me abrió nuevas perspectivas".

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