El turismo es quizás el gran beneficiado por los fondos europeos para el desarrollo rural en el Bajo Nalón. Hay muchos ejemplos. Uno, Casa Carmina, de Muros de Nalón. Sara Fernández rehabilitó el antiguo ultramarinos y casa familiar en un moderno albergue para peregrinos y hotel con ayuda de los fondos Leader. "No éramos partidarios de pedir una ayuda, pero al final no salió tan mal. La mayor parte de la inversión la hicimos la familia, pero contamos con una ayuda de alrededor del 20%, que es un gran apoyo para los emprendedores", afirma.
Sara Fernández comenzó su negocio en 2013, en el que se implicó hasta el más mínimo detalle diseñando, por ejemplo, todo el mobiliario. Con corazón y alma, como ella dice, por eso no faltan recuerdos del antiguo ultramarinos como botes de detergente, libretas y gomas. Hasta el momento, ha conseguido generar otros tres puestos de trabajo, uno de los puntos que más le satisface. El albergue, que recibe a muchos peregrinos a Santiago, es ya un referente en la comarca. Pero Fernández advierte que nada es fácil: "Piensan que por estar el Camino con abrir está hecho, pero no es jauja y exige mucho trabajo".
Las cosas han ido bien y además de los peregrinos, son muchos los turistas que reservan. Y Fernández ya ha visto la necesidad de cambios en el negocio. "Muchos demandan más privacidad, pero no quieren pagar como en un hotel", destaca. Es por ello, que se plantearía en un tiempo ampliar el local. Algo que podría hacer a través de los paquetes de ayudas de la Unión Europea si se aprueba la modificación de la normativa. "Todo lo que sea ampliar y diversificar me parece maravilloso", opina.
Cree necesaria una regulación del sector de los albergues: "No podemos competir con los de donativo, son negocios que no tienen que acogerse a ningún tipo de normativa mientras que nosotros sí". En si caso, reconoce, "no estaríamos abiertos si no fuera por el bar".
