El chiringuito de la playa de Palmera repite este año con Mela Fernández al frente. Esta allerana radicada en Oviedo se desplaza a diario para atender a una clientela ya conocida. Tras un primer año, el pasado, "muy malo", Mela se ha animado a repetir porque "el Ayuntamiento se porta muy bien, estoy muy contenta con ellos", asegura. Ante las facilidades que le otorgaron después de un verano de 2017 con más lluvia que sol, esta "aventurera" se animó a repetir la experiencia, aunque no tenía pensado volver. Ahora confía en que "todo salga bien, aquí el único problema es que acompañe el tiempo".
El primer fin de semana de julio no fue bueno, con tormentas que vaciaron la playa, pero sí hubo una semana atrás unos buenos días de sol. "Hubo jornadas de playa, pero todavía no había turistas; era gente de aquí, de Asturias, que viene con las mesas, las sillas, la nevera... Lo traen todo y aquí consumen poco". Aunque el servicio que ofrece Mela no excluye las comidas de fuera: "La gente puede venir con su comida aquí y pedir sólo la bebida. Nosotros ofrecemos también bocadillos, pinchos, perritos para los niños... pero no es necesario consumir la comida de aquí". Y destaca su "café de pota, apúntalo".
A la hora de hacer previsiones, Mela prefiere no tener en cuenta el año anterior, tan sólo para saber cuáles son los horarios de más afluencia. "Somos de comer tarde, así que la actividad fuerte, si hay sol, empieza a partir de las dos y media". Y para el cierre, también el sol marca la bajada de la persiana: "Aquí a las siete ya no queda nadie". Una buena hora para cerrar y confiar en el transporte público en su vuelta a casa.
Julio no ha arrancado excesivamente bien. No se desanima Mela: "El año pasado tuvimos un primer fin de semana muy bueno, con sol y mucha gente. El siguiente empezó a llover y ya no paró", recuerda.
Si el sol respeta, el chiringuito es un lugar extraordinario, asegura la empresaria: "No hacen falta sombrillas, hay zonas de sol y de sombra".
