El exceso de agua y las veleidades del tiempo no han ayudado al crecimiento de las guindas, un fruto actualmente en plena temporada, que suele ser bastante escaso y que, este año, lo es más todavía, lo que ha disparado su precio. Otros años, la guinda costaba en torno a seis o siete euros el kilo. Este año el precio ha subido hasta diez.

La temporada de guinda es corta, y según Charo Peón, agricultora del concejo de Parres que vende en el mercado de excedentes de la Pola, este año quizá lo sea más debido a la escasez. "Si llueve, se va a notar más todavía porque muchas de las guindas se estropean, unas maduran antes que otras y enseguida se pierden", sostiene.

Curiosamente, además de la meteorología que afecta a las propias guindas, éstas se ven también afectadas por cómo se da cada temporada la producción de cerezas. "Este año hubo también muy pocas cerezas, que a los pájaros les gustan mucho más que las guindas porque son más dulces, y esta escasez hizo que comieran más guindas de lo habitual; normalmente, las suelen dejar", asegura.

Las guindas tienen un sabor poco apetecible para comerlas al natural y casi al ciento por ciento quien las compra es para hacer el preciado licor. Los compradores, eso sí, aprecian que la guinda sea de origen asturiano.

La productora parraguesa señala que la recolección, debido precisamente a que tiene que demostrar que es producto local, se hace algo más difícil. "Tengo que traerlas con rabo y con alguna rama y hoja, para que la gente sepa que son de cosecha propia; las que se ven por ahí que traen de fuera están sin rabo y sin hoja, se nota la diferencia" dice. El hecho de que estén algo más caras ha echado para atrás a algún cliente. No obstante, quienes aprecian el producto autóctono para hacer el licor no dudarán en hacer la inversión. Pero queda poco tiempo, en una semana o dos a lo sumo ya será imposible encontrar guindas asturianas en el mercado de la Pola. Lo natural de verdad no sabe de tiempos de espera.