La parroquia maliayesa de Santa Eugenia celebró ayer la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, una cita que tiene un profundo significado para el pueblo, porque supone un extraordinario vínculo de unión para los pocos vecinos que viven a diario en él -y que están en torno a la decena- con aquellos que tienen sus casas para los fines de semana o el verano o quienes tienen algún tipo de ascendencia en él.

Como explica David López, vicepresidente de la organizadora de los actos, la Asociación Cultural y de Festejos de El Carmen, "es la unión entre los vecinos la que hace que salga todo esto, tanto de los que están aquí siempre como de los que viven en otras partes; sin esa unión la fiesta sería imposible de hacer". En la jornada de ayer se celebró una misa solemne en la iglesia de Santa Eugenia, oficiada por el vicario episcopal de Gijon-Oriente y párroco de Villaviciosa, Jorge Cabal.

Seguidamente, la imagen de Nuestra Señora del Carmen fue sacada en procesión, llevada en andas por el entorno de la capilla para regresar al templo entre cantos de los fieles.

Y a continuación, ya en la carpa de la fiesta, los dos subastadores oficiales, Agustín López y Amandio de Jesús, se subieron a la barra para protagonizar la puya'l ramu, en la que se demostró la generosidad de mucha gente. Agustín López portaba los productos y Amandio de Jesús pregonaba a través de un altavoz.

Tras la sesión vermú hubo juegos infantiles y una verbena para concluir el programa, que había comenzado el día anterior con parrillada y verbena.

David López recalca que gracias a la organización de espichas y una cuota que pagan religiosamente todos los que tienen casa en Santa Eugenia, un pueblo con tan poca población fija se puede permitir unas fiestas con un programa atractivo y que todos, los vecinos esporádicos y los fijos, aprecian enormemente.