Al peregrino que amanece en Villaviciosa le queda una larga etapa por delante. Si decide realizar el Camino de Santiago por la costa, tendrá que caminar, o pedalear, los 30 kilómetros que lo separan de Gijón. En el trayecto no encontrará albergues para dormir y apenas lugares donde aprovisionarse. Pero en la población de Casquita, sitio donde se separa el Camino Primitivo del costero, hay un pequeño oasis para estos aventureros. El punto de avituallamiento de Mari Paz Campa.

Agua, frutos secos, café, galletas o fruta son algunos de los productos preparados en Casquita para que los peregrinos se puedan abastecer. Alimentos muy sencillos, que para muchos pueden ser verdaderos manjares en momentos de extenuación.

Mari Paz lleva dos años levantándose con los primeros rayos de sol, que a veces le pillan ya en plena faena, para sacar a la calle su puesto de avituallamiento. "Yo madrugo y hago esto con todo el corazón, por ayudarlos" dice la maliayesa, que también abre la capilla y prepara la mesa en la que irá el libro de firmas y dedicatorias. En el papel los caminantes agradecen su hospitalidad con palabras y a veces hasta dibujos.

Todos quieren demostrar su gratitud, no solo por los alimentos y la bebida, sino por los ánimos que reciben. Campa ha creado un lugar de descanso en el que se une su poesía con la de los visitantes. Y es que esta vecina de Casquita, localidad con tan solo 8 habitantes, es amante de la poesía y la escritura. Letras y palabras que plasma en los carteles colocados en la capilla.

Pero Mari Paz Campa no está sola. La acompaña "Faunino", encargado de recibir a los peregrinos con sus madreñas y su montera picona. Un peculiar personaje de madera que representa "al dios Fauno, protector de la agricultura y ganadería", actividades típicas de la zona. Y como buen anfitrión, se encarga de saludar a los paseantes con un cartel colgado al cuello en el que se puede leer: "¡Peregrino! Tu amigo Faunino te desea Buen - Camino".

El "noveno habitante" de Casquita viste un chaleco con tres lazos; uno verde, otro azul y otro rojo que representan los claveles del himno de Villaviciosa. Pero a veces Faunino se cambia de vestimenta para ocasiones especiales. Por ejemplo, durante el mundial de fútbol, que portaba un gorro de con la bandera de España, o el día que se puso un casco de moto en honor a Marc Márquez.

A la maliayesa también le ayudan otros habitantes de la zona. Aunque a veces lo que "necesitaría es un traductor, ya que la mayoría de viajeros son extranjeros", admite. Dificultad que no es problema para que Casquita se haya convertido en una parada obligatoria para los peregrinos. Un lugar para compartir.