La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"El Ahorcáu", cuarenta años de Xiringüelu

La peña praviana acumula anécdotas a lo largo de su historia, como - el haber sido la primera en hacer una camiseta para la romería

Son una de las peñas míticas del Xiringüelu. De las que no fallan ni cuando se aplaza la fiesta por lluvia y en las que nunca faltan la diversión y el jolgorio. La peña "El Ahorcáu" de Pravia cumple su cuarenta aniversario desde que sus miembros bajaran por primera vez, en 1978, con 14 años, a disfrutar de la fiesta del Xiringüelu cuando se celebraba en Cañedo. Cuatro décadas de xiringüelismo que dan para llenar un anecdotario y que celebrarán por todo lo alto con el tradicional izado de banderas a las 12 en el prau de Salcedo y una lluvia de confeti que saldrá de la caseta, donde los cuarenta socios de la peña disfrutarán de su cudragésima romería. Casi nada.

Todo empezó en 1978, cuando la fiesta se celebraba en Cañedo. "Íbamos haciendo el pijo con una percha, como si estuviese colgado, y se nos ocurrió ser la peña 'El Colgao', pero no era plan, así que nos llamamos 'El Ahorcáu'; teníamos 14 años", recuerda Antonio Blanco. Aquel año bajaron a la romería nueve amigos, que fueron aumentando con el paso de los años hasta el grupo de cuarenta miembros que hoy conforman la peña. "Y bajamos doce cajas de sidra, de aquella ya íbamos fuertes", bromea Javier Balbonu, quien conserva dos botellas de aquel primer Xiringüelu.

Ya con el nombre oficial, cartel y muñeco colgado en la caseta incluído, comenzaron a celebrar el festejo y, en 1981, cuando la fiesta se trasladó al prau de Salcedo, hicieron las primeras camisetas. Una idea que fueron cogiendo otras peñas y que es, a día de hoy, uno de los atuendos obligados del Xiringüelu. También contaban con dos grandes neveras para enfriar la sidra que les acompañaron durante años, "La Beoda" y "La Cebellada". Y todo en orden, aún conservan las libretas con todos los pagos apuntados para comprar lo necesario para la fiesta. En 1981, pusieron cada uno 2.200 pesetas.

Y anécdotas tienen a cientos. Desde el año en el que uno de los miembros se untó en queso cabrales "porque la mujer le dijo que no quería que se le acercase nadie", detalla Balbonu, a cuando ataron a otro amigo con los cordones de los zapatos a una viga de la caseta porque estaba muy borracho. "Nos dijo el médico que si podía desatarse es que estaba bien", rememoran entre carcajadas. O cuando cogieron sidra casera a un vecino de Adolfo Miranda en Somines (Grado), embotellada en botellas de champán y desaparecieron todos los cascos. "Llegó un niño y le dijimos que le dábamos de merendar y 500 pesetas si las encontraba y en diez minutos teníamos todas las cajas llenas", comenta Balbonu.

Y es que después de cuatro décadas de xiringüelismo, "El Ahorcáu" tiene historias para llenar un libro. Y una de las que más les gusta contar es el año que se suspendió el Xiringüelu por la lluvia, a principios de la década de los noventa del pasado siglo. "Lo aplazaron para el siguiente domingo, pero nosotros bajamos los dos, igual también había más gente por allí pero no me acuerdo", sostiene Blanco. O el veinticinco aniversario de la peña, que terminó a tartazos. Encargaron una tarta de merengue de cinco pisos que bajaron al prau en furgoneta. Nada más llegar, comenzó la dulce contienda.

Fue en la década de los noventa cuando la peña comenzó a crecer, a madurar por decirlo de alguna manera, y a las cajas de sidra sumaron ricas viandas para pasar la jornada, y por ello son conocidos: lacones, tortillas, empanadas, canapés... Ese día, en "El Ahorcáu" se come como en casa. "Fue el segundo cambio importante que tuvimos porque hasta ese momento ibas hasta la caseta de los padres a comer o nos traían algo", explica Balbonu.

Cuarenta años de Xiringüelu que ya casi tienen para hacer una tesis doctoral en xirigüelismo. Tanta experiencia que la caseta la montan en un sólo día. Antaño siempre lo hacían el sábado antes, luego pasaron a hacerla los viernes, pero desde que la Cofradía del Xiringüelu organiza el pregón y el reparto del bollo, lo pasaron al jueves y, desde el año pasado, cuando se hizo la primera edición del "Xirinfantil", la hacen de miércoles. "En cuatro horas la tenemos, es un plis plas", dice Balbonu. Y en cuatro décadas la peña ha crecido y ya va por la tercera generación con el nacimiento, este año, de Goya Saralegui, la nieta de "El Ahorcáu". "Los hijos van a sus casetas, con sus peñas, pero siempre pasan un rato por allí", desvela Blanco.

Para la celebración del cuarenta aniversario de la peña, hoy, en el Xiringüelu, están "despiporrados". Al tradicional izado de banderas se sumará una lluvia de confeti para celebrar la efeméride y también repartirán pegatinas de la peña entre los romeros e irán vestidos con una camiseta de aniversario creada por Alba Martínez y Miguel Vellacorocho en base al logo original. No faltarán la sidra, la comida ni la comedia, porque en "El Ahorcáu", si algo hay el día del Xiringüelu, es alegría y amistad. Por otros 40 años.

Compartir el artículo

stats