"Como un día de la Sardina de los de hace muchos años". Así definía ayer la hostelera Belén López, la noche del viernes en Candás, con la celebración en el parque de Les Conserveres del concierto "Los 40 Summer Live", que trajo a la villa marinera las actuaciones de Juan Magán, Ana Mena, "Dvicio", "Bombai" y "Reyko".

Un día de la Sardina, "pero con más chavalería", aclara Belén, que regenta "El Cafetín", pues el concierto tenía un público claramente adolescente, aunque no pocos padres acompañaban o esperaban a sus hijos. Y la noche fue larga. "La fiesta acabó después de la una, pero acabamos de recoger a las cuatro de la mañana y seguía pasando gente", comenta. Lo más solicitado, cerveza y sidra.

A un par de metros está el "Kiosko Mata", que regenta Gorka Isidro. De allí no se llevaban alcohol, sino "pipas y gusanitos". El nicho de mercado, en consecuencia, era menor, pero aun así se notó el tirón. "Cierro a las nueve habitualmente, pero ayer aguanté hasta las once". Gorka explica que "se vendió mucho, pero a partir de esa hora, ya se vendían pocas pipas".

Uno de los establecimientos más cercanos al concierto, en la parte superior del parque, es la cervecería "La Figar". No se benefició de la fiesta porque "cerré a las seis de la tarde", cuenta Rubén López, aunque "lo noté porque aquí ya había chavalería a las cinco de la mañana y estuvieron ahí todo el día". A Rubén le parece que "están muy bien estos conciertos, mueven mucha gente y dan beneficio". Pero no es el tipo de negocio que él tiene. "Mi clientela es la de semana, que viene al centro de salud, la del día a día. Este bar no está preparado para aguantar un tirón como este, así que preferí cerrar". Pero cree que hay que seguir haciendo estas cosas: "son beneficiosas para todos".

"Petao, hasta arriba". Ricardo García no lo pudo vivir más de cerca. Tiene un negocio en la calle Valdés Pumarino, "El Pirata", y ayer regentaba una de las tres barras dispuestas en el interior del parque. Allí echó el día para instalar y la noche con otros tres camareros. Era de suponer que hubieran trabajado a tope. "Pues no", comenta con resignación. "Había tanta gente que estaban tan apretados que no se podían mover hasta la barra. Estuvo bastante mal organizado y no se prepararon accesos, así que no hubo negocio". La fortuna le sonrió por el otro lado, en "El Pirata". "Allí sí que se vendió. Exagerado. La gente salió de aquí y se fue por todo Candás de fiesta, Valdés Pumarino estaba hasta los topes".

Confirma la versión José Gil, del "Nordeste". "A las dos de la mañana, esto era una riada de gente, pero nosotros cerramos después de las cenas". No aprovechó la noche, pero "vinieron a cenar muchos clientes que habían traído a los hijos al concierto y aprovechaban. Es bueno para todos organizar estos eventos".

Pedro Gizaguirre, del restaurante "Sabores", próximo al parque, vendió "muchos, muchos bocadillos". No vio el concierto porque "desde las seis y media hasta las tres de la mañana sólo veía la cola aquí delante pidiendo bocadillos. Lo agotamos todo. Hicimos bocadillos hasta con el chorizo que teníamos para la fabada. Querían cualquier cosa".

Otros sólo tuvieron la recompensa del trabajo bien hecho. La Policía Local dobló turnos y trabajó a destajo para organizar el tráfico que llegaba en cantidad. Hoy estaban cansados, pero "lo mejor es que todo salió bien".