Candás despidió ayer a Josefa Suárez "la Cervera", una de sus vecinas más célebres, fallecida repentinamente en la noche del viernes a los 94 años de edad. La Cervera falleció como siempre dijo que le gustaría, "en el chigre", rodeada de familia y amigos, y cantando, como hacía siempre que podía.

Tras la misa de la mañana, los restos mortales de Josefa Suárez fueron recibidos en la iglesia de San Félix, donde se rezó un responso por su eterno descanso antes de llevar sus restos al cementerio de San Bernardo, donde recibió sepultura.

La explanada ante la iglesia de San Félix se llenó para dar el último adiós a La Cervera, aunque esa despedida tendrá epílogo: el funeral se celebrará esta tarde, a las seis, en la misma iglesia.

Aunque en los últimos años vivía "como una señora", como le gustaba decir, antes le tocó trabajar lo suyo. Primero, ayudando a su abuela, que era "mujer de la paxa", a vender pescado por la región y, más tarde, trabajando en las fábricas de conservas.

A los 12 años ya supo lo que era levantarse todos los días a las cinco de la madrugada e ir caminando hasta Luanco con una cesta en la cabeza. Incluso tenía que repetir el mismo recorrido dos veces en la misma jornada. Después de ese período, con tan sólo 14 años comenzó a limpiar sardinas en las fábricas de conservas del pueblo. En ellas estuvo cerca de cuarenta años.