"No es una situación catastrófica", traquiliza el director del Mercado Nacional de Ganados de Pola de Siero, José Luis Díaz. Llama a la calma a los operadores comerciales, preocupados desde hace unos 15 días porque la devaluación de la moneda turca está repercutiendo en un descenso de la exportaciones de reses a Turquía y los precios bajan. Agrega que "lo normal es que el comercio se restituya", al tratarse de "un problema temporal". "Estos vaivenes comerciales ya se vivieron antes porque es una zona inestable", explica Díaz.
Países del arco mediterráneo como Turquía, Libia, Líbano, Argelia, Egipto y Marruecos son grandes consumidores de carne de vacuno española. Del mercado de la Pola de los jueves salen terneros de recría (menos de 45 días) a cebaderos de Aragón y Cataluña, principalmente, cerca de los puertos de Cartagena (Murcia), Tarragona y Francia, desde los cuales las reses viajan en barco para ser sacrificadas por el rito halal en su destino. En Siero también se venden en el mercado del lunes terneros pasteros, de entre 3 y 6 meses, de razas cárnicas, que van a cebaderos antes de embarcar (rondarán entonces el año) o se exportan directamente.
Cuando se producen situaciones como la devaluación de una divisa, los animales quedan en la cuadra mientras hay otra salida comercial, frenando las ventas, y los precios caen, como está ocurriendo. Casos similares fueron la invasión de Irak y el veto ruso a la entrada de carne de vacuno europea, que afectaron a las ventas en la Pola. Díaz estima que ahora el descenso es de unos 20 euros por animal, dependiendo de sus características. Confía en que recupere el consumo de carne, que baja en verano, y los países árabes compensen la caída de ventas a Turquía.
